Capítulo 33

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Pov Blair

Las últimas horas del Instituto son las más pesadas como siempre, el reloj parece no querer avanzar y a veces pienso que retrocede. El profesor de física sigue explicando sus fórmulas sin importarle que medio salón esté utilizando el celular o simplemente sin prestar atención a lo que dice.

La clase se me hace más ligera al compartirla con Mike. Nuestras manos están entrelazadas arriba de la mesa y sonrío embobada al ver cómo se ríe por algo que dijeron sus amigos. Veo cómo aquel hoyuelo se le forma en la mejilla derecha y sus labios secos de tanto reírse.

Suelto su mano para poder anotar las fechas de los próximos exámenes y cuando mi vista va hacia el pizarrón veo de reojo que alguien me mira. Giro más mi cabeza y veo a Karl en el último banco del extremo opuesto. Me da escalofríos. Su aspecto no es de envidiar y su estado menos. Mueve su pierna en un tic nervioso y golpea la punta de la lapicera contra el banco. Su mirada está vacía en mí, como si fuera una cámara de seguridad y si hago un movimiento en falso esta empieza a sonar. Sus ojeras son como las mías, sin sueño y pesadas. Me extraña que no esté con su equipo, aunque entiendo si no lo está por Mike y yo.

—Bueno alumnos, nos vemos la próxima semana. —se despide el profesor después de que suene el esperado timbre.

Mike tira de mi brazo y me da un beso en mi mejilla, sorprendida, largo una risilla.

—Tengo que ir a buscar algo al vestuario, ¿Me esperas unos minutos afuera? —me pregunta mientras se pone de pie.

—Claro, ve. —acepto mientras guardo mi cuaderno.

Mike se va sin antes darme un beso rápido en mis labios.

Me levanto de mi lugar y salgo del salón. Mi hombro choca con el de una chica que está hipnotizada por su celular. Luego, me doy cuenta el por qué: la lista de invitados a la gran gala de fin de año en la mansión Cruz.

Como había hablado con West, es la gala más esperada de todo el año. La familia Cruz, una de las más ricas del Estado, abre sus puertas para quedar bien por toda la plata que se están robando del Estado, pero claro, para ellos es sola una fiesta porque aman a su pueblo. Todo es un disfraz para la corrupción. Cuando éramos niñas, India y yo, hablábamos todo el tiempo de esta fiesta y cómo sería presenciarla. Por el contrario, ahora que la voy a presenciar, no es como yo lo imaginaba. En mi visión no estaba yo matando a personas.

Me pregunto que relación tendrá Rory con aquella gala. West me había dicho que su padre se encontraría allí, pero ¿El empresario Cruz es su padre? No hay parecido, para nada.

Camino hacia el casillero y saco unos libros ya que este fin de semana lo aprovecharé a estudiar para los exámenes. Los pasillos se vaciaron rápido, más rápido de lo normal. Cierro mi casillero y miro hacia ambos lados: Nadie. Es como si alguien les hubiera dicho que abandonaran estos pasillos...

Mierda.

Tengo que salir de allí rápido, antes de que...

—Pero miren a quién tenemos aquí, la loquita que tiene dos personas en su cabeza demente. —anuncia su llegada Dixie por un costado del pasillo. Risas acompañan su comentario.

Mi mano se aferra a la cuerda de mi bolso y me giro hacia ella. Su perfecto cabello naranja cae por un costado de su rostro y puedo notar como se subió la falda del uniforme hasta quedar al límite de la exposición. Liam, su estúpido novio, rodea a Dixie por los hombros con su mentón elevado.

—¿No te cansas, verdad? —contesto algo irritada. —Esto ya se está volviendo rutina, me aburre.

Escucho pasos atrás mío y miro sobre mi hombro. Dos chicas y un chico se acercan a nosotros, y los tres llevan puesto un pasamontañas. Estoy acorralada.

El club del pasillo 66 #1 ✔️ En ediciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora