CAPÍTULO XXII: LA VERDAD (3)

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Ume estaba sentada al lado de Mei con un hermoso álbum en sus piernas mientras le mostraba a Mei unas fotos. Estaba convencida de que las fotografías puestas con cuidado y notas eran cosa de cada familia en el mundo. Ella observaba poco a poco mientras intentaba recordar un poco esos años tan lejanos. La verdad te hace libre o incluso te hace más prisionero.

-Ella es mi pequeña hija; Noa. –Ume acaricio la foto repetida.

Habían dos niñas; una castaña y otra pelinegra, sonreían con entusiasmo a la cámara, una tenía los ojos verdes y la otra violetas. La de ojos verdes abrazaba a la otra protectoramente con una determinación de fidelidad eterna. Como un brillo de fortaleza y anhelo de poder ser un príncipe que salvará a la delicada princesa de la adversidad.

-Te amaba demasiado mi hija. –dijo dándole el álbum a Mei. –Incluso estudio algo de botánica en sus tiempos libres para impresionarte con flores hermosas cuando tuvieras edad para el compromiso. Incluso te ha escrito algo tan hermoso, léelo.

-Ella... ella me amaba. –murmuro al ver la nota de la foto con una caligrafía delicada y hermosa. Era como una carta de amor en un trozo de papel arrancado de una hoja grande que tenía pedazos de tinta de escáner arriba, posiblemente lo escribió cuando estaba trabajando y su mente pensaba en ella. Era lindo y sintió una opresión en su pecho ante aquello:

"Mei, siempre he pensado que eres hermosa y lo seguiré haciendo. Cuando crezcamos y yo pueda demostrarle al abuelo que puedo ser una adecuada heredera, ¿te casarías conmigo? Tu corazón es de Yuzu, aun así creo que tengo un chance, seguiré hasta que lo logre. Incluso ya tengo planeado como te lo pediré, es curioso que alguien como yo piense a futuro y me asusta ser adulta a los ocho años, aun así creo que es ventaja a la hora de tener como protegerte. Desde el primero instante en el cual pudiste entender el entorno y me sonreíste supe una cosa importante; mi corazón era tuyo.

Ansió que el tiempo vuele y nos regale prosperidad, quiero ser quien camine a tu lado, quien te haga feliz y te muestre el hermoso mundo que nos rodea. No te preocupes, aun si quieres con mi hermano, yo te demostrare que puedo enamorarte.

Siempre tuya; Noa Kitajima, la persona que más te ama y amara"

Aquellas letras consiguieron hacer llorar a Mei. Con sus dedos recorrió las letras, como un ciego lo haría para leer. Era extraño, podía sentir esas emociones de Noa y de pronto sintió un profundo dolor en su alma.

Siguió mirando el resto y encontraba a la que se suponía que era Yuzu, estaba flaca y siempre llevaba un libro en las manos. Estaban las dos bajo un árbol leyendo las obras de Poe; mientras Yuzu estaba entrada en la lectura, Mei parecía entretenida viéndola con embeleso. Con el índice derecho toco la fotografía como si al hacerlo pudiera acceder a esa memoria.

"Te dije que confundías a dos personas distintas."

La sombra estaba a su lado, mirando la foto y se reía.

"Incluso de niña has estado acosándola. No me sorprendería si te enteras que intentaste besarla."

Mei cambio la hoja, aquel recuerdo grotesco de ese hombre que intentó violarla se cansó de hablar solo y se desvaneció. En ese momento no le atormentaría, ahora solo estaba ella mirando el pasado que necesitaba conocer ahora.

-¿Esas las tenías en tu álbum que te dejo Kata? –le pregunto Ume con expresión curiosa.

Ella asintió un poco y saco de su bolsillo unas fotos sueltas. Las fotos eran de sus padres y ella, solo que tenían un toque formal y por pantalla. Su padre se veía prolijo y con mirada seria y atemorizante mientras su madre parecía ausente en esa mirada vidriosa. Mei estaba en el centro de ellos sonriendo feliz... era la única.

EN BUSCA DE LA LIBERTAD  (CITRUS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora