☁️ La realidad siempre es dura, algunas personas lo llevan de una forma y otras...lo intentan. Jane The Killer perdió a sus padres hacía mucho tiempo, pero algo crónico y profundo se llevó su felicidad.
◇¿Y si alguien tratara de ayudarla?
◇¿Y si tod...
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Pasaban los días, cada vez más fríos; pasaban las noches, cada vez más solitarias. Ella seguía siendo tan maniática con él como si dedicara su vida a buscar sus claros ojos para burlarse delante de ellos, como si necesitara hacerlo y su pecho se aferraba a pensar de forma confusa sobre lo que sentir. Era mucho y tan poco a la vez, el tiempo que pasaron juntos, que sentía ansias de volver a verla todos los días. Por otro lado estaba perdiendo la cabeza con aquella huella que había visto, esa sombra que le hizo pensar en un fénix.
Ella sin duda estaba jugando, no es que quisiera volverle loco pero tenía la impresión de que si sucedía no sería nada tan malo. Cuando lo vio en aquella tumba improvisada pensó que se veía de forma patética, ahora tampoco era diferente pero había aparecido una segunda opinión: ¿Por qué insistía siempre por ella con lo mal que la trató? Siempre caminaba con una mancha y bueno...ella era pulcra.
Regresando al lugar de los hechos, su teléfono comenzó a sonar con un número protegido en oculto, cosa que le hizo pensárselo dos veces para agarrarlo. Sin arrepentirse escuchó su voz y dejó el cigarro a un lado tirándolo por la ventana hasta perderse. Un nuevo trabajo; una nueva aventura. Ahora aquella noche podía pasar cualquier cosa, podían ser detenidos, podían morir ó, como en la mayoría de las veces, podrían regresar como si nada huyendo del desastre que habían montado.
En el punto de reunión la observó, ¿De dónde había sacado tal motocicleta? Quién sabe, solo se subió con ella sin preguntar hasta su destino. Extrañamente ella tenía una sonrisa que reflejaba un día especial, ¿Sería Navidad? No, claro que no; era como si algo pasara dentro de su cabeza que la hacía sonreír. Sin saber por qué, sonrió también.
Es todo porque él quería, solo una señal que envió el sistema nervioso. Ella se quedó en completo silencio hasta que llegaron a una casa sencilla, de hecho no parecía ser lo que siempre hacían, ¿Dónde estaban los ricos en esa situación? No tenía ni idea.
—¿Qué hacemos aquí?
—Qué te importa, solo haz tu trabajo, te esperaré afuera.
Y ese plan era completamente diferente. Jeff se sentía confuso, con todo lo sucedido en el día-que realmente era bastante común-, es decir, gritos, él se sentía cansado. No sabía que estaba pensando esa vez. Al entrar todo era oscuro, ni si quiera podía ver mucho, todo estaba extrañamente en negro.
Estaba acostumbrado a la oscuridad por lo que siempre caminaba con cuidado y sus pasos no se escuchaban por todo el solar. Agudizando su oído pudo escuchar unos pasos, algo metálico fue arrastrado hasta él, tuvo que actuar... Pasó su cuchillo con fuerza y de forma decisiva por aquella sombra que se aproximó a él, había tocado cuerpo y este cayó al suelo.
