Con que te vas a interponer en mi camino- comentó el peli rosa haciendo tronar sus dedos al mismo tiempo que una gran sonrisa se dibujaba en sus labios. Al contrario de lo que su ceño fruncido y su mirada con expresión de furia reflejaba.
Claramente...
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La blonda se encontraba en la parte de arriba de su gremio, justo en el balcón que daba a la sala de carga. Una habitación en la cual estaba la lacrima a la cual se le estaba otorgando magia de manera constante para que el gremio se siguiera moviendo.
Efectivamente el gremio completo estaba siendo movido por un aparato mecánico que funciona con magia, pero eso no era demasiado importante según el punto de vista de la rubia.
— Fairy tail, sufrireis por ser traidores mentirosos — declaró la blonda comenzando a emanar una gran cantidad de magia color dorado. Una cantidad exagerada que llamaría la atención del gremio de las hadas.
A ella no le molestaba en lo más mínimo gastar una cantidad de magia tan exagerada, le bastaba con saber que Fairy tail sabía de su presencia.
— Ey Princesa, deja de gastar tu magia de esta manera
— Sabes que esto no es nada para mí — dijo la maga celestial girando sobre sus talones mientras dejaba de desprender su magia — si hay algo en lo que soy buena es mi cantidad de magia.
En frente de ella el dragon slayer de hierro el cual en su mano sostenía un bote de pastillas con el cual jugaba lanzandolo arriba y para abajo.
— Si, otra cosa es que tu cuerpo lo soporte princesa — afirmó Gajeel con una sonrisa burlesca en sus labios.
— ¿De dónde sacaste mis pastillas Gajeel? — cuestionó la blonda cruzandose de brazos al mismo tiempo que una mirada serie se dibujaba en su rostro.
Nunca había sido buena idea molestar a la denominada princesa celestial a causa de su manejo con su magia, no era muy reconocida por que todos sus enemigos o estaban tan aterrados cómo para no hablar o no respondían.
— A pesar de que siempre las guardas en el mundo celestial te dejaste algunas en tu habitación
— Las tengo por ai acaso
Gajeel le lanzó las pastillas a la blonda la cual las cogió al aire con facilidad, miró las pastillas y después volvió a alzar su mirada para ver al dragón slayer del hierro.
— ¿A que esperas princesa? ¿No vas a tomarlas? — cuestionó el peli negro el cual se notaba extrañado. Alzó una de sus cejas con duda.
La blonda sonrió de manera burlesca, apoyando sus manos sobre la barandilla de el balcón donde estaba con una pizca de malicia en sus ojos que brillaban junto al brillo que ya tenía de normal sus hermosos ojos.
