Disorders [SKZ ADAPTACIÓN]

U N O.

Ah~, ¡pero que hermoso y perfecto día es hoy! semana nueva, oportunidades nuevas, todo nuevo, no hay nada de malos problemas, el sol iluminaba mi dormitorio desde aquella ventana a un costado, dando la mejor sensación del mundo, era todo magníficamente perfecto ¿qué podría salir mal? ¡Estaba todo de maravilla!

-¡¿Dónde está mi maldito zapato?! - Dije en un eufórico tono de nervios mientras buscaba como un jodido desesperado.

Si, claro, era un día bastante tranquilo.

Me había levantado tan feliz y entusiasta, dispuesto a todo, con las ganas de triunfar como un ganador, ¡de verdad que si! pero mis emociones se vieron interrumpidas gracias a una inesperada pérdida de accesorio importante.

Importantísimo diría.

-Revisa en tu armario, siempre lo dejas ahí. -Añadió mi hermana menor en un gruñido que no pasó desapercibido por mi.

Se preguntarán ¿Por qué tan desesperado, Jisung? ¿Cuál es la prisa por encontrar ese zapato? Pues claro está, hoy es mi primer día de trabajo en el centro psiquiátrico SK, luego de cinco años de estudio en psicología -y uno que otro año de práctica en criminología-, ¡al fin tengo un lugar en donde pueda dar lo mejor de mis aprendizajes como un buen psicólogo! Aunque claro, a veces los primeros días nunca salen como uno lo planea. Puedes despertar con los mejores ánimos y gritar un gran "¡Hoy es mi puto día!" y después estar como un desesperado intentado encontrar su jodido zapato.

-¡Lo busqué ahí dos veces! -Bufé alarmado, dando un severo berrinche, pues comenzaba a entrar en pánico.

-¿Por qué mierda nunca encuentras nada? ¡Eres desesperante!

Vi a Ryujin entrar a mi habitación entre dientes, gruñendo por lo bajo mientras me miraba por unos segundos con sus ojos penetrantes. Comenzó a sacar todo lo que había en el armario, desordenando todo a su paso.

-¿¡Qué estás haciendo?! ¡Te dije que ahí no...!

Mis palabras fueron calladas al ver a Ryu alzando la ceja con fastidio, mientras que en su mano derecha estaba el zapato perdido. Mi boca formó una pequeña "O" ante el mini impacto que género en mis facciones.

No lo vi, juro que ese zapato no estaba ahí cuando lo busqué.

-Eso fue... ¿Magia? -Sonrei nervioso al notar sus ojos ligeramente oscurecidos.

-¿Migii? -balbuceó con sarcasmo-. Eres un imbécil, no sabes buscar bien. -Se burló de mala gana. Suspiré, intentando tragarme el regaño que quería darle ante su mal vocabulario.

-Ya, lo siento, son los nervios, perdón. -Hablé apenado, tomando aquel zapato.

No me mira. Estaba ignorándome.

-¿Ryu? Mirame a los ojos cuando te estoy hablado ----advertí calmado.

No hay respuesta. Ignora mi mirada. Sus pupilas dilatadas se hacen presentes.

-Ryujin.

Nada, su mirada yacía perdida, y eso comenzó a preocuparme nuevamente.

-¡Pocky, vamos pocky! -le hablé por su apodo, comenzando a acercarme y alzar su mentón para ver sus ojos.

Estaban oscuros, sin brillo, como si se tratara de un cadáver, una vista muerta, como si estuviese disociando severamente.

-Ryujin - susurré mirándola. -, estoy aquí, mi dulce pocky.

Ninguna expresión se asomaba por su rostro.

-Pocky, tranquila, todo está bien -la abracé, una técnica que sólo hago con ella para apaciguar su episodio -, siempre estaré contigo, no te vayas ahí, estoy contigo.