C A P I T U L O 2.

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Regresamos al salón y nuevamente Alicia comenzó a dar sus charlas.

Tenía que pensar en algo para acercarme a Delia sin ser tan descarada.

—Tenemos que expresar nuestras emociones de vez en cuando, tenemos que platicar nuestras emociones negativas con alguien, si estamos tristes o enojados—Alicia miró a Delia, quien estaba dibujando algo y se quedó pensando por un momento —¡Tengo una idea!—dijo emocionada—Haremos una actividad. Les daré una hoja y cada quien dibujará lo que siente ¿de acuerdo?

Me sentía en la primaria ¡por dios!

Nos dió un marcador, colores y una hoja para que empezáramos a dibujar. Al terminar nos indicó que pasáramos de uno por uno a mostrar nuestro dibujo. Delia fue la primera, su dibujo era una cara de mujer bien hecha pero con tonos oscuros, no se entendía muy bien lo que sentía pero el dibujo me había gustado.

Después pasé yo a mostrar mi dibujo

Admitía que no era buena dibujante, y también lo que decía era mentira, pero de alguna manera tenía que decir que tenía buenas intenciones con Delia

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Admitía que no era buena dibujante, y también lo que decía era mentira, pero de alguna manera tenía que decir que tenía buenas intenciones con Delia.

Pude escuchar varias risillas al ver mi dibujo, incluso pude ver que Delia también se rió un poco. Alicia me veía confundida.

Al terminar las pláticas inmediatamente fui a seguir a Delia, quien fue la primera en salir.

—No soy buena dibujante—Le dije en cuanto la alcancé—Pero tú si lo eres ¡dibujas muy bien!

—Gracias—me respondió con la mirada al frente y sin dejar de caminar.

—Pagaría porque me enseñarás a dibujar como lo haces, siempre me ha interesado el dibujo pero nunca he sido buena—bajé la mirada fingiendo tristeza—no había encontrado antes a alguien tan buena como para enseñarme—la miré—Pero ahora ¡está ante mis ojos!

—Gracias pero lo siento... no puedo ayudarte.

—¡Pero te pagaría!

—No estoy lista para enseñar, enserio perdón, me tengo que ir—Se dirigió a un carro que la estaba esperando.

Por una mierda. Esta chica no era tan fácil, es decir, ¿quien no querría que le pagaran por hacer algo que les gusta?

Era una idiota. Aún así lograría dormir con ella de alguna manera.

Puse un cigarro entre mis labios y lo encendí, mientras me disponía a irme a mi casa.

Puto aburrimiento de mierda. No sabía qué iba hacer las siguientes horas pero no quería estar encerrada en mi habitación, odiaba eso, yo era más de estar en la calle.

Recibí una llamada de un número desconocido y contesté.

—¿Si?

—¡Astrid! Que bueno que me contestas, no sabes cuánto te extraño, la otra vez te vi en...

Experta en ilusionar (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora