Capítulo 83: La triste verdad.

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—¿F-Freed? ¿Eres tú? —preguntó Laxus anonadado. Su pregunta fue ignorada y en su lugar recibió un golpe en el estómago—. ¿Qué haces?

—¡Cierra la boca humano! —exclamó el hombre —. ¡Freed ya no está aquí!

Laxus cayó de rodillas al suelo, escupió sangre y comenzó a toser repetidamente. Natsu saltó furioso sobre el que alguna vez fuera su compañero sin dudar.

—¡Alto ahí! —exclamó Sui-Min al lanzar su arma para detener a Natsu —. Deberían tener más respeto por la cuarta estrella guardián Bi-an.

—¿Bi-an? —Natsu comenzaba a calentarse —. ¿De qué demonios hablan?

—No esperamos que simples humanos puedan entender —interrumpió Dai-Gui tomando asiento en el suelo.

—Me importa una mierda entender —bramó Natsu —. ¡Voy a patear su trasero ahora mismo!

—¡BASTA NATSU! Debemos tener cuidado —advirtió Gray para bajar los humos a su compañero —.¡Ey tú! El grandote. ¿Dónde está Erick?

—¿Te refieres al hombre de veneno? —Dai-Gui hizo una pausa para juntar sus palmas, listo para meditar —. Lo maté hace rato.

—¿Q-qué? —Gray quedó paralizado por la declaración, tanto él como el resto de hadas.

—¡¡MENTIRA!! —bramó Erza —. ¡Todo es mentira!

—Es verdad —interrumpió el peliverde con mucha franqueza en la voz —. Está muerto, igual que Freed Justine.

—¡¡USTEDES!! —Mirajane perdió el control, activó su Satán soul y embistió con fiereza. —¡Morirán aquí!

Una bala de agua golpeó a la albina en la cabeza y cayó al suelo. Aunque el ataque no fue letal, dejó a la mujer inconsciente y con un hilo de sangre en la cien izquierda.

—Eso estuvo muy cerca —dijo Bai-Tsao tranquilizándose —. No deberías retar a la suerte Gan-Tzu. Aún no te acostumbras a ese cuerpo.

—¡Tonterías! —negó el hombre —. Me va como anillo al dedo. Un jamás tuve una sincronización tan perfecta, es como si hubiera sido hecho para mí.

—¿Ese cuerpo? —preguntó Laxus aún en el suelo —. ¿De qué mierda están hablando?

—No, no, no —Gan-Tzu movió su dedo índice en negativa —. No es algo de lo que deban preocuparse.

—¿Puedo acabar con ellos verdad? —preguntó un impaciente Sui-Min mientras atraía su arma de regreso a él —. ¡¡Quiero hacerlos picadillo!!

—Aun no —contestó Dai-Gui para calmar a su compañero—. El regente los quiere vivos.

—¡¡¿QUÉ?!! ¿Eso qué importa? ¡No quiero esperar! —gritó el Xing long antes de arremeter contra las hadas.

—¡Basta Sui-Min! —Dai-Gui plantó un pie sobre la tierra como advertencia —. ¡Es una orden!

El impaciente Sui-Min se calmó y guardó su arma rápidamente. Las hadas quedaron impresionadas, el apabullante poder de Dai-Gui era más que suficiente para hacer retroceder a otro miembro guardián sin mucho problema. Los otros dos dragones también sintieron el efecto de esa poderosa presión sobre ellos, Gan-Tzu no hizo mucho caso y sólo bostezó, pero Bai-Tsao era otra cosa, observaba atentamente el comportamiento de su compañero sin bajar la guardia. Era evidente quién era el superior ahí.

Natsu no desaprovechó la oportunidad y sé preparó para atacar al más grande de los cuatro dragones. Ya antes había tenido la oportunidad de enfrentar a uno de ellos así que su nivel de poder no fue ninguna sorpresa para él. Los demás magos reaccionaron y también se prepararon para entrar en combate. Sin embargo, antes que el puño de Natsu hiciera contacto con Dai-Gui, una poderosa fuerza comenzó a llevarlo hacia el suelo.

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