Capítulo 86: Se me acaba el tiempo.

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Los dos Xing long presenciaron la discusión entre Shen y Fairy tail en silencio, Chan-Lee exhaló resignado y tomó una rama de suelo como bastón.

—Ve con él —ordenó el anciano —. Necesita ayuda.

—No creo que mi presencia sea bienvenida, maestro —objetó Min-Ha.

—Puede ser —dijo pensativo —. Pero es mejor que nada. Sólo vigila que no haga una locura.

—¡Como diga! —Min-Ha extendió sus alas y partió para seguir los pasos de Shen.

—Ahora pues... —Chan-Lee observó el camino por dónde salieron las hadas, suspiró y comenzó a caminar lentamente apoyándose en su nuevo bastón.

Min-Ha sobrevoló el área, encontrar el rastro de Shen no fue muy complicado, sólo tuvo que seguir en dirección contraria la horda de bestias huyendo despavorida. El rastro lo llevó hasta lo alto de una montaña, aterrizó para no llamar más la atención y apenas tocó tierra pudo ver animales corriendo hacia la otra dirección, no mucho después un enorme ba-ju, una ser de forma reptiliana de grandes proporciones y una de las pocas criaturas en el territorio de Xing que podían presentar pelea a un Xing long e inclusive una amenaza, corriendo como un bebe asustado.

El Xing long esperaba encontrar árboles destrozados, rocas pulverizadas y marcas de garras por todos lados, pero todo parecía tan normal, además del rastro hecho por las criaturas que habitaban la selva no había señas de destrucción. Min-Ha caminó unos minutos cuesta arriba hasta llegar a la cima de la montaña, ahí estaba él, sentado sobre una roca en silencio y sin moverse, la espada de Yao-Lee se encontraba en el suelo a varios metros más delante de Shen fuera de su funda. Min-Ha nunca vio al dragón fantasmal de esa forma, el frío y sarcástico Shen que recordaba jamás habría perdido el control así de rápido.

Por supuesto, no había mucho que él pudiera hacer o decir en ese momento, tal como le ordenó su maestro, se limitaría a observar e intervenir si Shen pensaba hacer alguna locura, así que tomó asiento y observó con calma. El silencio duró un buen rato, Shen no se movió ni un poco desde entonces y Min-Ha comenzó a preocuparse, se acercó lentamente a él y colocó la mano sobre su hombro. El joven dragón volteó rápidamente y tomó a Min-Ha por el cuello, lo levantó sin esfuerzo alguno y lo miró con sus penetrantes ojos dorados.

—¿Vienes a burlarte? —preguntó al ponerle espalda a la pared —. ¿Vienes a divertirte?

—Yo... no —le costaba respirar a Min-Ha, la fuerza bruta de Shen era incomparable —. Yo no... he dicho nada.

—¡Lo piensas! —exclamó Shen —. Lo sé, eres como todos los demás. Siempre han disfrutado con mi sufrimiento.

—Shen... tú... —por primera vez Min-Ha sintió algo de empatía por Shen.

Shen soltó al hombre y luego lo sujetó por la ropa, lo vio con una mirada tan triste que Min-Ha no pudo evitar sentirse mal por dentro, una mirada de alguien derrotado, cansado de todo.

—¿Quién soy yo Min-Ha? —preguntó sin recibir respuesta —. Yo no pedí nada de esto. Sólo... sólo quería vivir como los demás. ¿Tan malo es eso?

Antes de poder dar una respuesta, Shen se desplomó en el suelo vomitando sangre, y aún peor que eso, hilos de color rojo salían por sus lagrimales, por sus fosas nasales y por sus oídos. Al ver la gran cantidad de sangre, Shen puso una cara de miedo unos segundos antes de apretar sus puños, luego se levantó con lentitud y observó a Min-Ha con aquella mirada triste.

—¡Se me acaba el tiempo! —dijo con un rostro inexpresivo —. Hora de irse.

—¡Espera!

—¡¿Qué?!

Fairy Tail: ValhallaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora