Capítulo 87: Tormenta de lágrimas.

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Da-Xiang estaba sentado tomando una copa de vino en aparente tranquilidad. Ni con su personalidad serena podía ocultar que se encontraba totalmente nervioso. Sólo un día más, un día más y podría realizar la ceremonia de ascensión para el viejo rey, en tan sólo un día mas podría hacer realidad el sueño que tanto había perseguido durante toda su vida. Un llamado a la puerta acabó por romper los nervios del hombre, la copa de vino en su mano se quebró en un instante y pequeñas gotas de sangre brotaron de sus dedos.

—Adelante —dijo, mientras limpiaba la sangre con su ropa.

—Señor —Xiao-Min estaba al otro lado de la puerta, visiblemente preocupado y dudoso de entrar —. Hay un problema.

—¿Si? —Da-Xiang sonrió —. Dime cuál es.

—Bueno... —Xiao-Min tragó saliva —. Ellos, los humanos escaparon, señor.

—Ya veo —extrañamente Da-Xiang no parecía alarmado ni sorprendido —. ¿Eso es todo?

—S-si señor —Xiao-Min inclinó la cabeza —. ¿Deberíamos hacer algo con ellos? Escuché por uno de los guardias que ya no están con Shen.

—¿Ya no? —Da-Xiang si sé mostró impactado por aquella noticia —. ¿Qué quieres decir?

—Ellos también parecen temer a Acnologia señor.

—¡Por fin! —exclamó Da-Xiang —. Xiao-Min, es hora. ¡Es hora de iniciar con la ceremonia!

—¿Ahora señor?

—¡SI! ¡No hay tiempo que perder!

—¿Qué hay de los intrusos señor?

—¡Déjalos! Si interfieren mátalos, hasta entonces sólo ignóralos. Pronto Shen regresará a casa y necesito tener todo listo.

—Por cierto. ¿Dónde están mis hijos? —preguntó.

...

—El momento finalmente ha llegado —Tsao-Lan respiró hondo —. Mei, Ling. Siempre creí que sería una de ustedes la que realizaría la ceremonia.

Tsao-Lan observó el cielo nocturno, no había luna en el, en su lugar sólo se encontraban unas nubes oscuras que advertían una próxima tormenta.

—¿Cómo era la tía Mei? —preguntó una dulce voz alertando al Xing long —. Mamá jamás nos habló de ella.

Tsao-Lan asintió al ver qué se trataba de la princesa y junto a ella su hermano, aparentando desinterés.

—¿Por dónde debería empezar? —se preguntó Tsao-Lan, llevando la mano a la barbilla —. Ella era todo lo opuesto a su madre, era aguerrida, temeraria y muy impulsiva. Pero también muy amable y cariñosa. ¡Habría sido una gran reina!

Con el tiempo restante, Tsao-Lan comenzó a contar diferentes historias del pasado, para los dos príncipes era algo tan extraño ver al hombre tan animado. Casi parecía una persona diferente a sus ojos. El cielo comenzó a tronar y el viento a soplar con fuerza.

—Parece que se acerca una gran tormenta —dijo el príncipe preocupado.

—Si —respondió el guardián —. Deberíamos volver antes de que sea tarde.

Los tres se apresuraron a regresar al castillo para evitar la lluvia, Tsao-Lan observó el cielo una vez más muy desconfiado, algo le indicaba que esa tormenta que se avecinaba era un mal presagio.

...

Muy cerca de la costa, Shen recién llegaba a su destino, aterrizó, ocultó sus alas negras y observó a su alrededor. El lugar estaba completamente desierto, el que fuera un gran pueblo pesquero, ahora no era mas que ruinas, un recuerdo del pasado, una sombra de lo que fue, poco más que un pueblo fantasma. Atravesó los escombros de las casas destruidas y enormes zanjas en la tierra. Nunca se había hecho oficial lo que ocurrió ahí y Shen era muy joven como para recordar algo, quizá era sólo un bebé por aquel entonces. Sólo algo tenía claro, los restos y la evidencia sólo podían indicar que ahí hubo una intensa batalla entre dragones. El cielo tronó, pero el dragón no le prestó atención y continuó su camino hasta la cima de la colina dónde se encontraba lo que buscaba.

Fairy Tail: ValhallaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora