La tarde anterior al día de la fiesta, Lucía llegaba como de costumbre a la mansión. Dándole las llaves de su auto a uno de los sirvientes para que lo guardará entró. Se le hizo raro sentir un leve olor a tabaco mezclado con licor, su abuelo debía estar en la casa, eso era lago raro. Normalmente llegaba después de las 7 u 8 de la noche.
El lugar se veía tranquilo como siempre, si no fuera por el olor habría seguido directo a su habitación en vez de pasar por el estudio de su abuelo.
Acercándose a la entrada golpeó un par de veces hasta que desde adentro su abuelo le dio permiso para entrar.Lucía entró y al fijarse en el par de hombres que acompañaban a su abuelo frunció un poco el ceño. El señor Jorge al percatarse de ello le hizo señas a su nieta para que se acercara más a ellos.
—Señor Olivieri, señor Minasi, les presento a mi nieta Lucía Lombardo. La hija de mi difunto hijo Daniel. —les presentó a Lucía.
Dominico y su primo por parte de madre, Lenadro, se pararon y saludaron a Lucía de mano. La muchacha tan solo sonrió lo mejor que pudo. Las miradas de ambos primos eran penetrantes.
—Le estaba diciendo al señor Minasi que si podría ir contigo a la reunión de los Venetti. Yo no puedo ir, pero tampoco quiero dejarte sola. —le soltó su abuelo.
Sus planes habían dado un giro. Leandro Minasi sería un obstáculo para la reunión con Marco.
—Abuelo, si el señor Minasi no puede, no hay problema. Yo puedo ir sola. —trato de safarse Lucía.
—No será ningún problema. Con gusto puedo ir como su acompañante a la reunión de los Venetti. —se apresuro a decir el hombre.
Lucía tan solo hizo una mueca. Su mirada pasó a Dominico. Era raro ver a un cabeza de una de las 7 grandes familias con uno de los potenciales herederos para el puesto de jefe de familia.
—Bien. Ya que Leandro no se niega, mañana te iras con él. Ya puedes ir a tu habitación para terminar lo que tengas que hacer. —dijo su abuelo tratando de que saliera de allí.
La muchacha despidiéndose de los tres hombres salió de allí, ya suponía que hablarían sobre negocios.
No le hacía gracia que Dominico estuviera con su abuelo, no después de lo que escucho de la mujer de su padre. Pero no podía hacer nada, no aún. Por otro lado Leandro tenía algo misterioso, por alguna razón al verlo fijamente le pareció conocerlo de algo. O eso creía.
—¿Esta seguro señor? —le preguntó Valentino a su jefe.
Marco tan solo miraba el vestido que habia mandado comprar para Lucía. Por alguna razón quizo hacerlo, su deseo era verla con ese vestido.
—Si, mandale una nota que diga que es un presente por nuestro negocio. Así lo recibirá más fácil. Asegúrate que no lo devuelva.
Valentino solo torció su boca. Tan solo enviárselo sin levantar sospechas era complicado, ahora hacer que no lo devolviera era peor. Él como mano derecha de Marco y habiendo conocido a la chica hace unos días pensaba que lo más probable era que la muchacha se reusara a recibirlo.
—Haré todo lo posible para que lo reciba. Pero no le garantizo que lo use... o que no lo bote a la basura. —dijo lo mas bajo que pudo.
—Solo has lo que te pido.
Valentino recogió la caja con el vestido, y metiéndolo en la bolsa se dirigió a la puerta para salir de allí.
Cuando iba a abrir la puerta un empujón hizo que tirara la caja al suelo.
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ADN Lazos de sangre
RomanceLucía Lombardo Montes, la bastarda de la familia Lombardo, hermosa e inteligente, con una sola cosa en mente, sobrevivir en el mundo más peligroso que podía conocer, la mafia. Marco Olivieri, el segundo hijo de la familia Olivieri, un hombre frío qu...