uno

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Las personas tenían ideas erroneas sobre la persona que era Denki Kaminari.

No le tomaban en serio, se veía envuelto en constantes burlas o frases lastimeras como si fuese un pobre cachorro abandonado en la calle, le veían pequeño e indefenso ante el mundo, algo que no sería del todo malo si es que ese sentimiento no viniera con otro que era el de desaprobación. Entrar a la UA le subió un poco el autoestima y aunque no fuese un chico del todo inteligente, mucho menos cuando abusaba de su quirk, sabía que tenía un gran potencial para algún día ser un héroe increíble.

Su tiempo en la UA le hizo descubrir que él era uno más, conseguir ese particular grupo de amigos ayudaba de manera silenciosa, pero ayudaba.

Solía comportarse como idiota, de eso Jirou se encargaba en repetirselo constantemente sin llegar a ser grosera, Mina le recordaba para estudiar y ser ordenado, Sero era el que ejercía fuerza sobre él si es que llegaba a desconcentrarse, Eijiro le apoyaba dándole aliento mientras él también batallaba estudiando y Katsuki... a él solo le importaba él mismo y Kirishima y lo que este decía; al final, todos eran un completo desastre que quería mucho.

Estaba conforme, encontrar amigos y una clase entera que lo tratase de tú a tú sin sentir lástima por él era lo mejor que pudo haber encontrado, todo marchaba bien hasta que llegó el festival deportivo. Se sintió un inutil, no solo por volver a comportarse como un estúpido cuando abusó de su quirk sino porque no había demostrado frente a los demás héroes que podía ser un buen compañero.

En la enfermería mientras se recuperaba observó el principio de lo que serían sus problemas; una cicatriz en su mano izquierda. Claro que Recovery Girl también se había fijado en ella y le dio una sola recomendación que le asustó demasiado.

—Debes aprender a manejar tu quirk mejor, eres muy poderoso Kaminari, más de lo que tu crees; ese poder puede hacerte daño también.

Después de aquella cicatríz, aparecieron poco a poco más, una tras otra primero pareciendo simples raspones y luego tomando forma y color como el rayo negro que cubría una parte de su rubio cabello. No fue a enfermería por temor a los regaños, tampoco lo comentó a sus amigos, ni compañeros, mucho menos al profesor Aizawa y sus padres. Por su cuenta empezó a practicar el control de su quirk, las cantidades mínimas no dejaban rastros en su piel, si subía la cantidad de voltios hacían solo arder pero mientras más aumentaba más dolía, más marcas quedaban impregnadas en él y eso le causaba impotencia; una furia irremediable que terminaban en las duchas sobándose con el jabón fuerte esperando a que estas desapareciesen por arte de magia; llorando e imaginando muchos escenarios en donde su sueño de ser un futuro héroe era interrumpido por esas estúpidas y asquerosas cicatrices.

Con el tiempo empezaron a salir rumores entre los mismos alumnos, unos rumores que no le eran indiferentes.

—Parece que hay un traidor en la UA que está del lado de la Liga de villanos. —Escuchó susurrar a una chica, sintió escalofrios.

—¿No es verdad? Al parecer es de la clase 1-A, ya sabes, son ellos siempre los que están metidos en problemas...

—Yo escuché que es un chico y que sale por las noches al patio a encontrarse con el lider de la Liga...

Se referían a él, no como traidor pero sí como el que salía. —Ah, sí, no se preocupen soy yo el chico nocturno, pero no porque sea el traidor sino porque practico con mi quirk para evitar algún día de estos morir; ya saben, cosas de futuros héroes. Quizo decir aquello pero lo mejor era morderse la lengua.

Una clase, mientras pensaba en otro mejor lugar en donde practicar sin parecer sospechoso y que tampoco pasen muchas personas, pasó él.

—Se ha transferido a un alumno al departamento de héroes, varios ya lo conocen y espero que le hagan sentir cómodo, con ustedes Hitoshi Shinsou.

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