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La mente de Sakura estaba nublada. Hace solo unos minutos habían llegado a la oficina del Hokage, el hombre la miro detenidamente y les pidió a todos que salieran.
Itachi se quedó unos segundos de más, pensando qué rayos era lo que pasaba con esta chica y por qué tanto misterio, pero finalmente salió obedientemente como los demás.

Ahora solos, la pelirosa temblaba ligeramente y no quería levantar su rostro, ya sentía la penetrante mirada del Sandaime y no quería arriesgarse.
Sintió cómo el hombre se levantaba de su asiento y se dirigía a él.

Sakura levantó la vista y se encontró con los ojos escrutadores del Kage.

-La vida está llena de misterios, señorita- el rostro ensombrecido del hombre se relajó y le dio una sonrisa tranquilizadora -Supongo que si no quieres hablar, debes tener alguna razón pero... espero que alguna vez me cuentes todas tus aventuras- se giró dándole la espalda.

-Yo... ugh...- las palabras se le atoraban en la garganta. Una parte de ella quería contarle todo, pero la otra... sabía que debía tener cuidado, cada una de sus acciones tendría repercusiones en el futuro.

-Tranquila pequeña kunoichi, tu secreto está a salvo conmigo- le guiñó un ojo y comenzó a reír sonoramente.

-Gracias, Hokage- se sintió expuesta y a la vez salvada, entendía lo que significaban esas palabras que le dedicaba, y lo apreciaba desde el fondo de su corazón, más una pequeña molestia cruzó en su estómago, y era que el tiempo que estaría aquí, sería la última oportunidad de ver al Sandaime, y se preguntó si podría hacer algo al respecto, pero negó con una amargura en su corazón, sabía que no había cabida en salvarlo.

-No importa los giros que de la vida, todo es como debe ser, no tiene caso que te turbes pensando de más- suspiró mirando ahora por el gran ventanal a la aldea -mi consejo es, vive tu día a día sin preocupaciones, todo al final tiene su propio rumbo- y añadió luego de un largo suspiro -sin embargo... te aconsejo que busques en tus raíces.- se volteó para verla nuevamente -Serás tratada como una miembro de la hoja, mañana vuelve temprano para que puedan medir tus habilidades. No tengo nada más que decir... puedes retirarte. Y dile a Itachi que venga-

La chica asintió y se retiró de aquella oficina. Los recuerdos se seguían agolpando pero se detuvieron al encontrarse con un pelinegro que la esperaba apoyado en la pared. Sakura desvió la mirada y apuntó tímidamente al despacho de donde venía saliendo

-L-Lord Hokage te espera- el chico pasó a su lado, y se detuvo unos segundos para tomarla del brazo.

-Ni se te ocurra irte- y desapareció tras la puerta.

Sakura sabía sólo una cosa, no debía involucrarse más con sus cercanos, y eso incluía a los Uchiha. Corrió desesperadamente hasta salir de la torre y una vez afuera comenzó a saltar sobre los tejados con mucha agilidad y gracia. Debía acostumbrarse a su fuerza y acostumbrar su chakra para mañana no llamar la atención, pero antes debía hacer algo con su atuendo, y robar no estaba en sus planes, pero no se le ocurría nada mejor ya que no contaba con dinero. Finalmente dejó la idea de lado, ahora tendría que ver su entrenamiento y dónde pasaría la noche, el sol comenzaba a descender y se preguntaba si sería lo mejor desvelarse entrenando.

Encontró que sus pasos la llevaron al campo de entrenamiento del equipo siete. Una sonrisa amarga se vio iluminada por el ocaso. Todo se veía tan nuevo y a la vez tan nostálgico.
Revolvió su cabello negando los recuerdos la inundaban y se propuso a entrenar.
Comenzó por intentar controlar el chakra en su cuerpo, por lo que se puso en posición de meditación y comenzó. Un fuerte viento la rodeó, el que poco a poco aminoraba su velocidad y en otros tantos la aumentaba, hasta que finalmente logró estabilizarlo.

-¡Muy bien!- se dijo en voz alta. En un instante dio una voltereta hacia atrás poniéndose en posición de pelea, sintió la presencia de alguien más entre los árboles. No podía ver bien ya que entre el tiempo que tardó ya había anochecido. -Muéstrate- dijo intentando enfocar la vista a la oscuridad de la arboleda. Sabía que no se veía para nada amenazante. Una niña de unos 10 años, en medio de la noche defendiéndose con nada más que sus puños "uy sí, qué miedo" se repitió sarcásticamente para sí, pero ella sabía aprovechar esta "desventaja" que vería el enemigo, no le dejaría ni el tiempo de saber qué fue lo que lo golpeó.

Una sombra aterrizó entre los árboles y comenzó a caminar hasta donde estaba ella, podía reconocer la figura que se le acercaba, pero aun así no bajó la guardia. De pronto desapareció y sabía donde sería su próximo movimiento.
El chico apareció a su lado, chocando hombro contra hombro, mirando de reojo a la pelirosa que no se movió ni un milímetro, como sabiendo que él haría esto. La vio enderezar su postura, pero manteniéndose alerta, lo que le provocó una sonrisa ladina que intentó borrar rápidamente. Era una chica interesante.

-Creí haberte dicho que no te fueras de la torre- miraba a la nada, pero mantenía su guardia en ella, y sabía que la chica por su lado hacía lo mismo, sin embargo no encontraba aquel momento desagradable. Escuchó a la pelirosa suspirar y volverse a él.

-No creí que fueras en serio, no eres mi cuidador o algo por el estilo- le respondió cruzándose de brazos y arrugando un poco la nariz, aquel gesto le pareció tierno, parecía una niña imitando como un adulto regaña a un niño mal portado. Se aguantó la risa para no sonar rudo y se giró para observarla mejor.

-Bueno, pues ahora sí- la chica abrió los ojos grande y se mordió la lengua, el pelinegro procedió -A petición de Lord Hokage, el clan Uchiha serán tus guardianes- sonrió ladinamente lo que provocó un ligero estremecimiento en la pelirosa. Olvidaba que el Sandaime siempre hacía lo que le daba en gana. Bueno, también era su culpa por no hablar nada.

Volvió a suspirar, un suspiro de resignación bajando la mirada al suelo. Adiós entrenamiento.

-Planeaba quedarme entrenando hoy- lo miró esperando que entendiera, pero conocía muy bien la sangre Uchiha y lo tercos que eran.

-Te están esperando para cenar- prosiguió, haciendo como si ella no hubiese dicho nada.

-Mañana me evaluarán y me siento ansiosa, QUIERO entrenar

Ahora era el pelinegro quien suspiraba, y se palmeó el rostro, descansando éste en su mano izquierda.

-He visto tu control de chakra y pienso que no tendrás problemas mañana, lo mejor será comer y descansar, has tenido un día ajetreado- finalizó para poner sus ojos nuevamente en ella. Sakura refunfuñó enfadada y comenzó a caminar

-¡Bien! Será como el señorito diga- decía mientras hacía ademanes con los brazos, lo que hizo soltar una pequeña risa en el Uchiha.

Definitivamente es una chica interesante.

Pensó mientras caminaba tras ella, perdiéndose en el movimiento de su larga cabellera.

Es cuestión de tiempo (ItaSaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora