Capítulo 69

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-... que le encantara amo. - La dulce chica desconocida le sonrió todo el tiempo, con gran alegría, como si nada pasara.

Era una hermosa chica, el pelo largo y negro, lacio. Vestida de sirvienta, llevando consigo una bandeja con torta y refresco y una buena disposición. Joven, alegre, con poco maquillaje, y siguiendo perfectamente su papel. Tenía buenas curvas, linda retaguardia y pechos más o menos. Podía sentir las miradas de envidia perforándole la cabeza desde donde estaba. No podía culpar a nadie por más que lo quisiera, esta chica había venido directo hacia donde estaba. Bueno, no solo él...

- Ma ma, esta delicioso, ¿puedo tomar otra? - Luego del pequeño susto, el idiota beisbolista se había encariñado con la chica.

Decía esto porque Yamamoto la había invitado educadamente a su mesa, y estaba animadamente hablando con ella como si se conocieran de toda la vida. El problema era que la dama no había ido solo con el beisbolista y tenía una buena idea del porqué.

- Tsk. - Tomo un trozo para él, sin ser sorprendido de que el otro idiota se alegrara ante el asentimiento de la chica y tomara más. - Gracias. - Lo dijo en voz baja, sin querer ser oído por nadie.

El pastel era una delicia, así que se robó otro trozo de la bandeja que ahora no tenía nada y vio de reojo como el beisbolista jalaba a la chica para que no se fuera y se quedara con ellos. Las miradas de envidia aumentaron por un momento, porque una mirada de muerte y un paquete de dinamita arreglaban todo. Lástima que no podía volar a nadie de verdad, una verdadera lástima...

- ¿Tienes hambre? - La pregunta sonaba un tanto tonta ante el estómago ajeno que volvió a sonar.

- Un poco, jejeje... - Avergonzada, a la chica no le quedo de otra que admitir eso.

- Iré a buscarte algo entonces. - Era lo menos que podía hacer, si de verdad... - Insisto. - Sonrió internamente ante las negaciones y el nerviosismo que provoco. - Cuida de Tsubaki idiota. - No lo dijo de mala forma, estaba divertido a esto punto con todo esto.

- Claro, igual ya pronto será hora de irnos... - La sonrisa del beisbolista bajo mucho. - Creo que le da el tiempo para un pequeño almuerzo, creo que ninguna de ellas tuvo ese descanso esta vez, ¿me equivoco?

Los descansos fueron muy cortos, así que no sería extraño que algunos no los tuvieran, en especial las sirvientas. De por si había sido triste la reconstrucción de todo, y estaba la amenaza de Hibari colgando... ¿Que descanso iba a ver cuándo había un prefecto aun molesto caminando por las instalaciones y haciendo dinero al mismo tiempo?, que malas ideas le había dado esta Asuna a Hibari... lo peor era que eran efectivas. Si no aprendían a golpes, pues aprenderían por el pobre bolsillo...

- Día movido. - Se limitó a suspirar la chica, hombros cayendo de una forma familiar. - Quiero llegar a casa, quizás dar un paseo por el parque, me duelen las piernas... - Y los brazos de seguro.

Podía ver a un chico de pelo marrón con los hombros caídos diciendo todo eso en lugar de esta chica. En especial ahora que dejaba caer a sonrisa y estaba dejando salir lo cansada que estaba. No ayudaba que no había negado que su nombre era "Tsubaki". Por la mirada que le dio el beisbolista, no era el único que podía verlo.

Conseguir algo de comer fue relativamente sencillo, pero tuvo que ir a otro lado y mostrar sus fieles dinamitas. Comprar afuera no era su idea, pero era lo más rápido. Esperaba que "Tsubaki" no se molestara con perros calientes. Era sencillo y rápido, y ya iban a cerrar.

-... no, duele mucho, creo que lo resentí. - Esto fue con lo que se consiguió cuando regreso. - ¡Agh!, ¡te dije que no hicieras eso!

- Ma ma, tengo que ver bien y no puedo hacerlo sin mover el musculo. - Pues la chica casi lo patea por ello. No es que la culpara.

Family of the PastDonde viven las historias. Descúbrelo ahora