Pruebo un poco de la mezcla de hot cakes que tengo frente a mí y casi quiero gemir ante el punto perfecto que alcance.Vacio un poco en el sartén viendo como poco a poco comienza a llenarse de pequeñas burbujitas.
Me encanta.
—Por Dios Caro, ¿Cómo es que horneaste casi 50 galletas en una noche?
Me volteo al escuchar la voz de Callie y la observo sentarse en uno de los banquitos de la barra.
Le sonrio y sirvo uno de los hot cakes en un plato para ella.
—Son exactamente 35 —la corrijo.
Callie bufa dando el primer bocado y hace un gesto de satisfacción el cual me hace sentir triunfadora.
—¿Rico? —pregunto.
—Delicioso —levanta un pulgar y da el segundo bocado haciendo exactemnte el mismo gesto el cual me hace reír.
Vacío lo que resta de la mezcla y una vez termino de hacerlos, tomo un plato junto a un vaso de leche y me siento junto a ella.
Observo divertida su pijama de dinosaurios ocasionando que su dedo del medio se plante justo frente a mi cara.
—Y dime —me observa de reojo— Solías hornear cuando algo parecía frustrarte, ¿Qué le preocupa a mi odiosa hermana mayor?
Suspiro cortando mi hot cake en cuadritos.
—¿Cuáles serian los pasos para hacer un amigo?
Callie frunce el ceño y me mira confundida.
—Carolina, le preguntas a la persona menos indicada, sabes que la que siempre tuvo facilidad para esas cosas eras tú, no yo.
Suspiro de nuevo porque tiene razón, ¿Cómo es que al pensar en que hacer para que Nathan sea mi amigo, no llega nada a mi mente?
Ayer, pensé tanto en eso, que me frustre y termine horneando a la 1:00am. En algún punto llegue a enojarme y la pobre masa tuvo que recibir mi ridícula furia.
—Tienes razón, esto es absurdo.
—¿El qué?
—Mmh —murmuro llevando otro trozo de panecillo a mi boca con la esperanza de que Callie deje de preguntar, porque, ciertamente no quiero lidiar con burlas matutinas.
Callie suspira y siento como me mira fijamente.
Mierda.
Lo sabe. La perra leyó mi mente o hizo una clase de brujería, porque, precisamente en este momento Callie sabe que quiero evitar algún tema de conversación.
—Dimelo Caro. Es absurdo, sé que guardas algo.
—Bien, pero no te burles, o comentes algo vergonzoso sobre eso —me rindo viéndola suplicante.
Ella asiente haciendo un gesto para que continue.
—Puede que exista una gran posibilidad de que, le haya ofrecido a mi nuevo jefe, ser mi amigo de prueba.
—¿A Nathan? —asiento y ella frunce el ceño— ¿Es una especie de amigos con derechos?
—Dios, por supuesto que no —abro mucho los ojos— Trataba de ser amable, el me dijo que no relacionaba el trabajo con su vida personal porque era una distracción y yo le dije que yo podía demostrarle que no. Así que, le ofrecí ser su amiga.
Parece aun mas confundida y yo resoplo sin saber como explicárselo.
—Yo le enseñare que, tener una amiga no es tan malo. Que no se necesita separar nada. Solo que, no se que mierda hacer.
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Arte en N.Y • [Nathan York]
RomanceLa vida personal y el trabajo no pueden mezclarse. Aquel fastidioso lema que portaba con orgullo el mismísimo Nathan York, quien a sus 27 años había entendido a lo largo de su vida, que las personas siempre buscan algo de él, dinero o favores; quie...