Suspiro viendo la hora en mi celular marcando las 7:30 en punto.¡Por los músculos de Sawn Mendez!
Mis ojos arden tanto ante el cansancio, que hasta me quiero tirar a llorar.
Guardo todo lo que utilice para mis bocetos. Los diseños como de costumbre los guardo bajo llave en uno de mis cajones del escritorio.
Muerdo mi labio inferior y vulevo a abrir el cajon. Separo cuatro de ellos y los coloco arriba de mi mesa de trabajo.Mañana me tomare el tiempo de agregarle unos cuantos detalles a esos.
Termino de guardar mis cosas y tomo mi bolso junto con mi celular.
Normalmente, cuando decido trabajar hasta tarde, los guardias muy amablemente esperan a que termine para que puedan cerrar y yo pueda salir del estudio sana y salva.
Apago la luz y cierro la puerta de mi oficina, ya todo esta oscuro así que sin prisa me dirijo a la salida.
No es uno de los barrios peligrosos en New York, sin embargo, nunca se sabe y agradezco que me esperen. Siempre que tengo oportunidad les traigo de las cosas que horneo y esta no es la excepción.
—Esta vez hice galletas de chispas de chocolate señor Javier —le digo al guardia con una sonrisa— Le traje tres paquetitos para que les lleve a su esposa y a su hija.
—Es usted muy amable señorita, siempre un sol.
—Usted es el sol señor Javier, por esperarme a que terminara los pendientes, esta vez me tarde, pero ya puede ir a descansar.
—Oh no señorita —niega con la cabeza— No es ninguna molestia, pero todavía esperare a la señorita del cabello negro bajita que entro hace unos minutos.
—¿Emily? —frunzo el ceño, Emily nunca se queda hasta tarde, hasta donde se, soy la única que se queda.
—Si ella señorita Rose —asiente— La muchachita que siempre esta de mal humor.
Rio y niego con la cabeza. Toco su hombro en señal de despedida.
—Nos vemos señor Javier, vaya con cuidado.
—Igual para usted señorita, me saluda a su hermana, la niña tímida.
—Lo haré.
Camino hacia mi auto aún con una extraña sensación de Emily en el estudio, todo parecía estar apagado y sin ningún alma.
Tal vez el señor Javier lo imagino. Yo no vi a nadie.
Sacudo esos pensamientos de mi mente. Pongo mi cinturón de seguridad y enciendo el auto.
Pongo música suave debido a mi dolor de cabeza y sonrio al escuchar 'Somebody to you' de The vamps.
Tarareo canciones todo el camino y una vez fuera de mi apartamento estoy completamente feliz al imaginarme llegando a mi bella cama y cayendo en los brazos de Morfeo.
Pensándolo mejor, preferiría caer en los brazos de Harry Styles, sin embargo, la vida muchas veces no es justa.
Abro mi puerta y mi sonrisa se borra al ver a Erin, bailando mientras plancha su cabello con unos audífonos puestos. Justo en mi sala.
Dioses de la moda, apiádense de mi.
Morfeo, ven a mi.Veo como Callie llega con una cara de frustración con un vestido negro puesto, un vestido negro muy corto ceñido a su cuerpo.
—Me esta obligando.
Suspiro dejando mi bolso en la barra de la cocina junto con mis llaves. A Erin se le ilumina el rostro al notar mi llegada e inmediatamente se quita los audífonos.
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Arte en N.Y • [Nathan York]
RomanceLa vida personal y el trabajo no pueden mezclarse. Aquel fastidioso lema que portaba con orgullo el mismísimo Nathan York, quien a sus 27 años había entendido a lo largo de su vida, que las personas siempre buscan algo de él, dinero o favores; quie...