México, 1912.
-Bueno Sara, se ve que estas progresando.
No estoy progresando, solo he respondido lo que me pide. Sigo creyendo firmemente en quien soy y que tengo un propósito aquí, pero no logro entender cual. La anciana lo dijo, hace...¿cuatrocientos años?
-Eso creo- respondo mirando un punto fijo en la pared.
-Pasaremos a comer algo al comedor con todos- avisa el doctor-¿Te parece bien?
-Sí.
Salir de mi habitación a la sala comunitaria no es algo que pase muy seguido. Los doctores se limitan a trasladarme a la terapia, alimentarme y llevarme a dormir de nuevo.
Supongo que es porque esta vez respondí lo que ellos querían. Lo cual no es mentira, solo omití decir todo lo que pensaba en realidad.
¿Es acaso un premio de consolación? ¿Por responder correctamente?
Así entrenaba a Silver, pero yo no soy un perro. Dios, extraño tanto a Silver, siempre me hacía sentir bien ¿qué fue de él después de que morí? ¿Habrán cuidado de él?
El doctor se acerca a mi y me inyecta un poco más de sedante. Después desata las correas en mis manos y me ayuda a ponerme de pie junto con el enfermero que lo acompaña siempre.
Ni siquiera sé sus nombres. Supongo que la primera vez que estuve aquí se presentaron, pero estaba tan aterrada e intentando liberarme que no dejaba hablar a nadie. Luego después de tantos sedantes lo único que podía enfocarse en mi mente era en mi antigua vida.
Hace dos años llegué aquí gritando y luchando por escapar, por encontrar a alguien que me creyera. Pero ahora estoy caminando al comedor para recibir mi almuerzo junto a los demás pacientes, sabiendo que no importa cuanto grite, golpee, o rasguñe; los doctores y enfermeros volverán a retenerme y atarme a esa silla para intentar arreglar mi cerebro.
Al llegar al comedor, el doctor abre la puerta y me hace una seña para que pueda entrar. Por fin se separan de mi y el enfermero a mi cargo para cuidarme en caso de llegar a ser violenta se coloca en una esquina del lugar para observar.
Al igual que los demás enfermeros.
Marina solo es mi enfermera cuando se trata de mi medicamento, de asegurarse de que me sienta bien fisicamente y todo eso. En el caso de ese hombre, es más bien como un guardaespaldas.
Me acerco a tomar mi comida y una vez que me han servido, me acerco a una de las mesas para tomar asiento.
No digo nada a la otra persona ocupando asiento frente a mi. Simplemente le ofrezco una pequeña y comienzo a comer.
Va alrededor de los treinta, su cabello es claro y se ve muy tranquilo, aunque su mirada me resulta conocida.
No me habla, parece haber terminado su comida pero se ve muy entretenido mirando el vaso lleno de jugo en sus manos. Es como si le costara poder ver más allá de este.
Trato de ignorarlo a proseguir con mi comida pero cuando estoy a punto de terminarla una anciana comienza a tocar el piano que está a unos metros de aquí, la sala de recreación está junto al comedor y lo único que la separa es una puerta de cristal la cual siempre está abierta.
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Perfecta creación
Fiksi Sejarah¿Eres fiel a tus ideales o a tu rey? ¿Qué soportarías para proteger a los que amas o incluso a ti misma? ¿Hasta donde llegarás antes de romperte en mil pedazos? Sara, una mujer que vive en 1912 se encuentra encerrada en un manicomio relatando su vi...