Prólogo

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—Y entonces me dijo que llegaría a las 3 ¿pero sabes que paso? ¡Sorpresa! Jamás llego y me toco comer toda la pizza solo.

—Como si te costara mucho —comentó con una risa un chico mientras terminaba de tomar su trato.

—La había perdido con piña ¡odio la piña! Así que si fue duro comerla.

Jin rodó los ojos mientras escuchaba la conversación de ambos rubios, aunque uno tenía el cabello más oscuro que el otro. El cabello más platinado llevaba un largo rato allí chillando acerca de su pareja o algo así había entendido él, tenía por nombre Kim Namjoon y al parecer era de una familia adinerada, él lo había intuido por la ropa de marca, su manera de hablar y comportarse, además claro que no había pedido cerveza sino que la lista que está totalmente llena de cócteles (regularmente pedían cerveza que tenía un costo menor) su acompañante no sabía su nombre lo único que podía intuir es que eran amigos pues hablaban con mucha familiaridad, que había llegado casi una hora después de que el platinado se sentarán en la esquina de la azotea a comenzar a pronunciar insultos a un tal Jungkook. Jin no tenía problemas con el platinado de hecho el chico lo había hecho llegar a su cuota de bonificación por tragos servicios en una sola noche, pero se acercaba la hora de cerrar y eran los únicos en el lugar, por lo poco que había observado del muchacho era uno de esos borrachos problemáticos que no se irían tan fácil, tampoco creía que estaría lo suficientemente consciente como para pedir una habitación en el hotel. Su única esperanza sería que el amigo se lo llevara consigo.

—Namjoon sabes que me encanta reunirme contigo para escucharte quejarte sobre lo imbécil que es Jungkook, cosa que supe desde que lo conocí pero mañana tengo que ir a trabajar así que debo irme ¿te llevo?

—Qué aburrido eres Jimin-ssi —hizo un puchero mientras tomaba otro sorbo del cóctel—. Vete a casa ya le diré Taehyung que me lleve a casa.

— ¿Qué no era su día libre hoy?

—Lastimar le tocará pararse.

Allí moría su esperanza de irse temprano a casa. Esperaba a que el niño rico fuera tan intenso como para que ese tal Yoongi viniera por él. Jimin como ahora sabía él se despidió con una mueca antes de acercarse hasta la barra donde él limpiaba un vaso de vidrio. Más de cerca Jin pudo distinguir sus facciones como sus ojos pequeños y mandíbula marcada

— ¿Estas apunto de cerrar? —preguntó el chico con una voz melodiosa.

Miro la hora en el reloj de la pared que daba 10 minutos para las once de la noche, justo la hora donde el hotel tenía establecido cerrar el bar los días de la semana.

—Me quedan 10 minutos para terminar mi Jornada —terminó diciendo.

—Bien —saco su billetera dejando un par de billetes altos que no lo hizo sorprenderse—. No se que tan ebrio esté Namjoon para pagarte así que lo haré yo, pero sobrara dinero.

—No será necesario las propinas, el establecimiento no lo acepta.

—Escucha… —le hizo un gesto para que le dijera su nombre.

—Me llamo Seokjin.

—Seokjin bien, se supone que vendrá su chófer a buscarlo pero dudo que sea capaz de llamarlo o que venga a recogerlo, usa el dinero para ingresarlo en una de las habitaciones o mandalo en un taxi a su casa, el te dirá que prefiere ¿Crees que podrás con eso?

—¿Va a dejarlo por su cuenta? —preguntó con una ceja alzada mirando hacia el de cabello platinado que ahora tenía la cara contra la mesa mientras soplaba los mechones que se caían por su frente.

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