Unidos

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Oh, viendo sin mis ojos

La primera vez que me besaste

A medida que corría, cada vez alejándose más y más de la ciudad, (T/n) no pudo evitar recordar el primer día que se conocieron, justamente en el examen de cazadores. Esa era la primera vez que participaba como examinadora, y la última también; tan pronto como conoció a Hisoka, renuncio a su puesto sin parpadear. No quería que los participantes creyeran que iba a beneficiar a su alma gemela, y fue esa mínima acción cargada de sinceridad lo que motivo a Hisoka a plantarse horas después frente a la puerta de su habitación.

(T/n) lo había amado desde el primer momento, con sus dudas y temores, pero lo amaba igualmente. Incluso después de conocer su personalidad y manera de ser, decidió quedarse. Leer a Hisoka era tan, tan difícil, siempre un paso delante de ella, siempre con sonrisas engañosas y acciones cuestionables, meses en los que desaparecía sin darle una pista.

Sin límites para el momento en que lloré

Construí tus muros alrededor de mi

Y estaba tan segura que esta relación la iba a matar, de que iba a romperla de una manera en la que no sería capaz de reconstruirse por su cuenta. Le había dado ese poder; acceso a cada rincón de su mente y vida.

Ruido blanco,

que ruido tan desagradable

Pero ahora, mientras se encontraba corriendo por la calle desértica, sus botas hundiéndose cada vez más en el espesor de la nieve, en ese momento (T/n) supo que todo esfuerzo tiene sus frutos. Lo sabe por las lágrimas que le caen por las mejillas sonrosadas, cada sentimiento que Hisoka oculto por tanto tiempo golpeándola de a poco.

Revuelto por el río rogué

Siento mis pies en el suelo

Hisoka, que parecía no temerle absolutamente nada, tenía un solo miedo.

(T/n) fue aligerando el paso hasta ser una caminata agitada, dándose cuenta que a su alrededor solo hay bosque y una zona abandonada que conocía bien; el parque de diversiones. Sus atracciones roídas por el tiempo se alzaban en medio de la oscuridad de la noche, algunas cubiertas de nieve.

Alzo la mano, enredando sus dedos al hilo rojizo que resaltaba en medio de esa oscuridad, acariciando la hebra con cariño. Tenía la bufanda a medio desarmarse, ni siquiera se dio el tiempo para ponerse otro tipo de ropa así que estaba casi en pijamas en medio de la nada, y tampoco se detuvo para darse un arreglo rápido en el pelo. Hisoka la había visto de mil maneras, y esta imagen no sería extraña en absoluto.

Oh, oh, woe

Woah soy yo

La primera vez que me tocaste

Pudo ver su figura a lo lejos, sentado encima de una de las atracciones. Tenía la cabeza hacia atrás, sus ojos concentrados en el cielo nublado y en los copos de nieve que caían sobre su piel. El hilo rojo a su alrededor parecía cubrirlo en un intento desarmado de un capullo, como si todas sus emociones estuvieran manifestándose una por una. En su ropaje, había una que otra mancha de sangre seca, y lo que más le extraño, es que no estaba barajando sus cartas como de costumbre.

Cuando estuvo a una distancia considerable, Hisoka le dirigió una mirada de reojo.

—¿Por qué? —preguntó en voz alta, está haciendo eco en la lejanía. No había ni un ápice de diversión en ella.

(T/n) ladeo la cabeza, pasando una mano fría sobre sus mejillas para eliminar el rastro de lágrimas.

No respondió, e Hisoka finalmente la vio por completo, girándose en su dirección.

25 días con Hisoka [Hisoka Morrow x Lectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora