Prólogo

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Gumbinen, Prusia Oriental, 20 de Agosto 1915

Un duro escenario post batalla se vivía en el noreste Alemán, el ejército Ruso logra una importante victoria, no crucial, pero si una importante en la Gran Guerra.

-Recuerden capturen a todos los soldados contrarios que quedarán en la zona- un teniente triunfador decía a su tropa.

Los soldados rusos eran muy poco conversadores, muy frios en actitud y sobre todo disgustados con los dirigentes incompetentes del País, por lo que cada vez que ganaban una batalla se veía más que una victoria, era una forma de estar más cerca del final de una Pesadilla, una que se había alargado demasiado.

-Señor, señor, encontramos algo interesante, hay una niña alemana escondida en esa pequeña choza- reportaba a su superior su informe de la búsqueda de prisioneros de combate y Pobladores que ayudarán a los rusos a recuperarse.

El teniente fue a hechar un vistazo a la choza, y de esa forma confirmando lo antes mencionado por el soldado, había una chica con rasgos peculiares, tenía el cabello plateado, era, al menos por lo que se notaba a simple vista, de unos 12/13 años, tenía una piel como la nieve de Siberia y unos ojos cristalinos como agua de manantial.

La chica no parecía percatarse de los soldados, ya que está no cambiaba su posición o la expresión de su cara, lo que en parte incómodo a estos por no generar ningún temor en la niña.

El teniente piensa un poco y ve a su soldado maravillado con la belleza de la niña, era solo una niña que no tiene nada que ver en esto, pensaba, y termino por una clara, apresurada e infame decisión -Hagan lo que les plazca con la niña, solo cuando terminen si vive ponganla con los demás prisioneros de guerra- después de esto sale de la choza dejando al soldado solo con la niña.

-Tranquila, no te haré daño, solo relájate- aún teniendo cada vez más cerca al soldado la niña no cambiaba de expresión, ni notaba siquiera la presencia de este.

El soldado está enfrente de la niña, y aunque está no mostraba cambios, no fue problema para el soldado que estaba por agarrar un mechón de su plateado y sedoso pelo.

-Nos vamos a dive..r..tir- sin poder terminar la frase el soldado cae al suelo al lado de la niña, enseguida logra darse cuenta de que tenía un agujero en el estómago y que se estaba desangrando a un ritmo muy elevado.

El soldado con las pocas fuerzas que tenían se dirige hacia afuera de la choza, aunque su plan es frustado, ya que entra a la choza una figura que asustaría hasta a los peores demonios, una persona de piel opaca, una mirada tenebrosa, pelo blanco desprolijo y unos ojos grises que parecían no tener vida.

Aunque el soldado trata de salir, la figura alta no le da oportunidad alguna y de otro golpe, casi innotable por la velocidad y letal por la fuerza con lo que lo utiliza, termina con el sufrimiento del soldado.

El joven de fuerza inhumana dirige su mirada hacia la niña y enseguida camina hacia ella, aún sin que está cambiara mucho su expresión. Una vez delante de ella finalmente el extraño abre la boca y podemos conocer sus palabras, que fueron un tanto opacas, pero efectivas.

-So lange, "Schwester"- (Tanto tiempo, "Hermana"). Por primera vez captando la atención de la niña que miro al frente a su hermano y se levanta de dónde estaba sentada. La mirada fría de la joven lo decía todo, esos dos podían parecer humanos, pero eran demonios con sed de sangre.

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⏰ Última actualización: May 11, 2021 ⏰

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Nevada Rojiza | Vol 1| Красноватый снегопад Donde viven las historias. Descúbrelo ahora