Desde el momento en que la luz del sol tocó sobre esa pequeña casa en medio de la nada, Shisui ya se encontraba fuera mientras que dentro su pareja permanecía en brazos de Morfeo. Sin embrago, su paz si parecía ser efímera cuando notó a la distancia una silueta acercarse lentamente lo cual lo hizo ponerse en guardia casi por instinto.
La silueta se detuvo por un momento y retiró la capa cubría parte de su cabeza y hombros para dejarse ver y, tal vez, evitar que Shisui fuera tras él. Al ver de quién se trataba, relajó su cuerpo y sonrió tontamente ahora yendo a donde el individuo.
—Creo que sabes lo complicado que es llegar aquí y más ahora sin ninjas en la aldea. —dijo tranquilamente al estar a una distancia cercana. Shisui río levemente, aunque sin comprender lo último.
—¿Sin ninjas? ¿Pasó algo?
—Me gustaría decírtelo con Itachi contigo.
Shisui entendió ello y se dirigió a donde el menor para despertarlo; su método fue el de siempre el cual constaba en darle pequeños besos en su rostro hasta que este trataba de tirarlo lejos y dejarle respirar un momento. Pronto Itachi junto a Shisui salían de su pequeño refugio para encontrarse con un viejo conocido, aunque no sabía si estar feliz por verle o preocuparse por su visita.
—¿Kakashi? ¿Qué hace aquí?— dijo confundido y algo adormilado por su repentino despertar mientras que Shisui estaba detrás de él.
—Es bueno verte bien, veo que estás en buenas manos después de todo —miró a Shisui y este llevó una mano a su cabeza un tanto avergonzado. —. Sinceramente no es una buena idea que yo esté aquí pero no había de otra. Seré claro y directo: se ha declarado la Cuarta Guerra Ninja.
—¿Qué? —dejó escapar Itachi sorprendido. —Pero, ya no había razones...
—Madara se presentó en la reunión de los kages hace poco y declaró la guerra —siguió Kakashi con seriedad. —, vine aquí porque Naruto fue quien me dijo que ustedes estaban en la organización y decidieron traicionar la después. Sin embargo, Sasuke y Naruto me insistieron en que viniera a decirles, no hay muchos ninjas en la aldea y yo partiré hoy mismo, pero quería decirles esto porque sé que ambos están tan preocupados por la aldea que por ustedes mismos. Es repentino, pero quisiera contar con ustedes para la guerra, no como exmiembros de Akatsuki, sino como ninjas de Konoha.
Un silencio se hizo presente.
La mirada de Itachi buscó desesperadamente la de Shisui porque lo conocía, mejor que nadie en el mundo y temía porque fuera a decir que no. Shisui con el tiempo había desarrollado una sobreprotección hacia su pareja que, incluso en esa situación, era capaz de negarse con tal de mantenerlo a su lado.
Sin embargo, Shisui no lo miró, su mirada estaba en Kakashi planteándose una y otra vez si era la decisión correcta. Ahora fue cuando sus ojos fueron a parar en Itachi; les pedían a gritos que aceptara, podía verlo, aunque no le dijera ni una sola palabra. Le sonrió, esa típica sonrisa de Shisui estaba frente a Itachi quien por un momento había olvidado la presencia de Kakashi frente a ambos.
—Aceptamos.
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—Itachi, ¿puedo hablar contigo? —preguntó Kakashi mientras el nombrado tomaba un par de cosas. Asintió levemente y lo acompañó un poco lejos de donde Shisui quien no tomó mucha importancia y esperó a ambos frente lo que ya no sería su refugio.
—¿Pasa algo?
—Dímelo tú, ¿qué es lo que ha pasado entre ustedes dos? Yo recuerdo ver a un pequeño Uchiha molesto con Shisui cuando estabas en ANBU.
Itachi a abrió sus ojos ante esa pregunta y no pudo evitar reír. Kakashi no pensó en que sería una pregunta atrevida, en realidad si quería saber que había sucedido porque la información que Naruto y Sasuke le habían proporcionado resultaba ser escasa.
—Bueno, supongo que simplemente es muy difícil que estemos uno sin el otro.
Kakashi asintió no muy convencido de aquella respuesta e Itachi volvió a con Shisui tomando su mano. Shisui llamó a Kakashi un par de veces para que se apresurara, Itachi sonrió levemente recordando aquella actitud infantil que tanto lo había caracterizado y Kakashi simplemente negó ante esa actitud.
No era precisamente un momento idóneo para pensar ese tipo de cosas, pero nada perdía en pensar que pese a todo y lo que el destino les tenía preparado, ambos estaban juntos enfrentándolo.
