Bienvenidos al Mundo del ISO (International Security Organization)
Una joven mujer se adentra al Mundo del ISO pasando por diferentes situaciones tras conocer a dos hombres.
Hombres cuya inteligencia y preparación sobrepasaba a cualquier ser humano...
●• Surprise •● ⚘La canción es lo suficientemente larga para acompañar la lectura con tranquilidad❤
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Agnes Ivanova
Sentir caricias en mi rostro, fue lo que causó mi despertar somnoliento. Su perfume me confirmaba que era él, y la paz en cuestión era indescriptible con el pasar de sus dedos en mi nariz, mejillas y bajo mis ojos, recordándome que había dormido demasiado bien.
El sueño no fue difícil de conciliar y la noche después de mucho tiempo, había sido una de las mejores.
No hubo pesadillas, recuerdos, alucinaciones o insomnio. Él cuidó hasta mis sueños.
— Ha dormido — escuché a Grace — ni te imaginas cuanto me alegra eso — William dejó la caricia y me acurruqué más a él añorando si atención — Mira lo tranquila que está.
— No me importa — Arthur — no los quiero ver cerca de ella.
Abrí los ojos levantando la cabeza para reparar en el rostro de William, quien me miraba con expresión neutra sin decir nada.
— Buenos días, muñeca — susurró.
Levanté mi mano hasta su mejilla y cerré los ojos acariciándolo. Me giré lentamente a Grace y ella sonreía con Arthur a su lado, cruzado de brazos y más serio que nunca.
Estiré mi mano en su dirección y se acercó a tomarla.
— ¿Te duele algo? — dejó un beso en el dorso. Negué — Agnes...
— Estoy bien, papá — cerré los ojos — No te preocupes. — solté con suavidad.
William me tomó de la parte posterior del cuello y retiró su brazo haciéndome descansar de nuevo en la cama. Dejó un beso en mi sien y se levantó estirándose.
Fue ahí cuando su cuerpo ya no obstruía mi vista hacia la izquierda, que reparé en Hans.
Se hallaba sentado en el mismo sofá que ayer, con la misma postura, pero con una laptop en sus manos.
— Tengo hambre — añadió Grace. Repasé mi vista al reloj de la mesa noche enterándome que eran ya las 10:46 de la mañana — Deberían traerle el desayuno, y de paso algo para mí.
— Iré a pedir que lo suban... y regresaré en la tarde — Arthur besó mi mejilla. Asentí — Si me necesitas, dile a una de las enfermeras que vaya a avisarme. Estaré con el consejo.
— Lo haré — asintió.
— Lo mismo para ti — se acercó Grace y ella sonriente lo recibió.
Lo observé alejarse detallando a Hans y a William con una mirada poco inusual, pareciendo que diría algo, pero se retiró en silencio dejándonos solos.
