Naruto: El Super

Capítulo 3

Cuando los tres ayudantes de héroe y los dos clones fueron informados de su traslado hacia el Monte Justicia, los primeros sonrieron por la información proporcionada por el mismo Batman, quien mantenía un ojo críptico sobre el rubio de ojos azules, el denominadoS-9 en los datos de CADMUS, aquella organización que había mantenido a los genomorfos bajo un tupido velo, sin que nadie fuera de las instalaciones conociera sobre estos. Pero con la intromisión de Robin, Aqualad y Kid Flash y la liberación de Superboy y S-9, la integridad de la instalación quedó comprometida. Que hubiera un segundo clon de Superman, era algo poco esperado por la Liga de la Justicia, y sobre todo por el mismo Superman, quien renegó del mismo Superboy cuando este mostró la enorme S roja en su pecho, como si fueran familia. El Hombre de Acero se marchó, sin ni siquiera mirar a S-9, que se había mantenido algo apartado. Él había sido el encargado de matar a Blockbuster con sus manos y no había sentido un remordimiento real. La voz de su cabeza tampoco ayudó demasiado a eso, manteniéndose callada o declarando que había sido necesario. Si aquel monstruo hubiera escapado de ellos en su locura, muchos inocentes habrían resultado heridos.

Tras la investigación inicial tras su llegada, la Liga de la Justicia tomó a los clones bajo su protección, llevando a los cinco jóvenes al Monte Justicia y formando el equipo de Young Justice, algo esperado por los jóvenes ayudantes, siendo del interés de Superboy y del poco interés del mismo S-9, quien no había mencionado ni mostrado su alegría. Al contrario que la calcomanía de Superman, él no era alguien que seguiría los pasos del super hombre en su camino a la justicia.

No soy un clon.

Ese pensamiento había rondado su mente durante las siguientes horas, observando el techo de su habitación en el Monte Justicia, sin realmente pegar ojo. Se había mantenido despierto durante la noche, con la cabeza pegada en la almohada, intentando comprender porque él era un clon de Superman, porque lo habían intentado adoctrinar para ser Superman. Él no era Superman. Era un joven sin nombre, sin pasado, sin una vida real. No quería ser un clon, una herramienta sin sentimientos.

No seré el sustituto de Superman.

El chico de cabello rubio estaba dispuesto a ello. Lo tenía grabado a fuego, suprimiendo las voces que lo habían educado durante años, adoctrinándolo para que creyera ser Superman, para que superara al héroe en una batalla, para que tomara su lugar. No era algo que él haría de buena gana y tampoco de un modo obligado.

[Tan terco, niño]

Aun desconocía las cosas más obvias de aquel mundo, pero lo que sí sabía era que pocos humanos normales escuchaban voces en sus cabezas, y menos unas tan gruesas y oscuras, poco asociadas a un ser de buenas intenciones. Pero, de todos modos, él no era un humano normal. Tenía el cuerpo de un adolescente atlético, pero había nacido hacía solo unos días atrás. Dos para ser exactos. Y desde entonces, había matado a un villano y había vuelto a estar encerrado, solo que ahora no en una cápsula, si no que en una base secreta oculta en una montaña, junto a su hermano clon de un super héroe reconocido.

[Al menos ese murciélago hombre no nos estudia]

Batman se había mantenido en el Monte Justicia con ellos, como si pudiera mantenerlos bajo control si se salieran de control. Superboy podría ser detenido con la Kryptonita verde que tanto afectaba a Superman, volviéndolo totalmente vulnerable. Pero a él no le afectaba. Los genomorfos lo habían estudiado, poniéndolo dentro de barriles de Kryptonita y dejándolo allí por un tiempo. Sus signos vitales, que habían sido estudiados por los mismos genomorfos y el Guardián, no se habían visto alterados ni un segundo. Parecía ser inmune a la debilidad del gran hombre y de su hermano clon. Eso sería una ventaja sobre sus enemigos y si alguna vez quería escapar de aquella base de héroes. No pensaba informar de ello a ninguno de los que estaban allí...