Era demasiado temprano y hacía frío.
La voz del decano anciano sólo le recordaba que hace un año, a esa hora, estaba en la comodidad de su cama envuelto en familiares frazadas, pensando en cuál sería la parte del cuerpo que le dolería y le impediría asistir a la escuela ese día. Ahora podía faltar sin convencer a nadie, sin embargo, se reflejaría en sus reprobaciones y a su padre se le haría tan sencillo regañarlo como a él quedarse dormido.
Como plus a su desgracia, el hombre hablaba fuerte y lento, al punto de parecer una canción de cuna. O así la sentía, pues sólo lograba que su cerebro se apagara cada dos o tres segundos.
— Yah, Jeon. — una segunda voz lo distrajo de sus pasos al mundo de los sueños, haciéndolo subir una ceja con cansancio, como una mínima señal de atención.
— ¿Mhm?
— Iré por unos cafés, ¿quieres uno?
— Cien, por favor. — su voz salió agotada, lo suficientemente baja para no ser escuchada por nadie más que su compañero.
— Va.
Asintió mientras alcanzaba a escuchar los pasos sigilosos de EunWoo apresurándose a la salida. Sería su trabajo después pasarle los apuntes y explicarle lo que se pierda, por lo que tendría que hacer el esfuerzo y mantenerse despierto todo el resto de la clase hasta que su compañero volviera.
Tomó entonces su lápiz y comenzó a tomar notas desordenadas –entendibles a su propio orden– de las tres pizarras que el anciano había llenado frente a él con esquemas y frases claves.
Fueron, fácilmente, los cuarenta y cinco minutos más complicados de su existencia. Mantener los ojos abiertos y enfocar la vista eran un trabajo demasiado difícil para un día de invierno a las 7 de la mañana.
Entonces, a cinco minutos del final de la clase, su compañero regresó con seis vasos grandes de café, muchos de ellos con grandes cantidades de crema, azúcar morena y chispas de colores. No tardó en reconocer su orden típica y distinguió, en los pedidos y la cajita en que venían, un logo diferente al de siempre.
— Al parecer la cafetería se fue. Ahora hay una nueva. Fue realmente difícil hacer el pedido. Estaba lleno de estudiantes. — Eunwoo interrumpió sus pensamientos como si los hubiera escuchado, esparciendo las novedades a todo el grupo.
— Supongo que el café será más rico que el de la señora Kim. — no era necesario mirar para saber que era Yugyeom quien respondía al chisme.
— ¿Habrá muerto?
— Quizás. Ya tenía sus años.
— Dudo que sea eso. Eran alumnas. Estudiantes mujeres. Se arreglaban afuera y se tiraban como hienas a la puerta. — Jungkook entendió que la conversación a sus espaldas estaba más interesante que la del frente, así que estiró el cuello con disimulo y afinó el oído, dispuesto a escuchar más. — Cuando por fin fue mi turno, me atendió una señorita, muy amable. Dudo mucho que se hayan estado arreglando para ella, pero en fin, la cafetería es muy linda y, por alguna razón, les debe estar yendo mejor que a la señora Kim.
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un kim taehyung para llevar ‧₊˚ 𝒌𝒗 𝐨𝐬
FanfictionDecían que una nueva cafetería había abierto cerca del campus. Sin duda no podría decir qué era lo más delicioso en el local. El café, el té, los pasteles, los dulces o el cajero. • 3506 𝓹𝓪𝓵𝓪𝓫𝓻𝓪𝓼 • 𝓯𝓵𝓾𝓯𝓯𝔂