Día tres desde que mi prometido ha regresado a su país.
Hoy decidí comer junto a mi madre en el jardín. Estar con mi madre es un momento lleno de sorpresas porque nunca sé que cosa intentara echarme en cara de todas las que hago mal. Pero definitivamente no esperaba que me recibiera con una carta.
Querida Elissa:
Si tuviera la oportunidad de cumplir uno de mis deseos, sería tenerte a mi lado. No podremos vernos hasta nuestra boda, pero lo que me motiva a seguir a pesar de estar lejos de ti, es que la próxima vez que esté cerca, serás mi reina.
.-Vincent R.-Demasiado meloso, a mi parecer- dice mi madre leyendo la carta.
-A ti nada ni nadie te agrada.
Niega- Me gustan muchas cosas, pero me agradan pocas personas, tu padre era una de las afortunadas.
Eso es extraño. Mi madre casi nunca menciona a mi padre desde que murió. Ni siquiera sé como llevó su duelo después de su perdida.
Creo que al perderlo pasé mayor parte de mi tiempo intentando comprender todo el peso que había caído en mis hombros. Ahora era la reina a pesar de que el consejo seguía llamándome princesa y dandole el cargo de reina a mi madre.
No podía darme el lujo de llorar por días cuando los hombres a mi alrededor ya me veían incapaz de ser fuerte por mi país. Debía tragarme los sentimientos y seguir peleando por que me llamaran su reina, y además iniciando planes para tomar el poder como monarca.
Tal vez mi madre pudo afrontar su duelo de mejor manera, tal vez no. No recuerdo casi nada de esas semanas. Ni siquiera sé si estuvo junto a mi en las juntas.
Supongo que cuando pierdes a alguien que amas también quedas perdido por un tiempo intentando buscarlo, sabes el camino a casa pero no quieres volver porque tienes la esperanza de encontrarlo de nuevo. Me levantaba porque sabía que debía hacerlo, comía porque sabía que lo necesitaba, iba a las juntas del consejo y tomaba desiciones importantes sin siquiera meditarlas, solo lo hacía porque era mi deber.
Y el duelo es así hasta que decides que no tiene caso seguir buscando, que tienes que volver a casa porque está anocheciendo, y que si te quedas podría ser más peligroso.
-Nunca hablas de él.
-No me es fácil hablar de Raphael- dice dejando la carta sobre la mesa y extendiéndola hacia mi-Tal vez un día lo entiendas.
-Cuando él seguía aquí nunca te vi siendo unida a él.
Ríe y agacha su rostro, conociendo a mi madre sé que quiere llorar, pero jamás permitiría que yo la viera hacerlo.
-Me gusta mantener el cariño que le tengo a las personas para mi misma- sentencia- Sé que parece que las odio pero eso no significa que no daría mi vida por ellas.
-¿Incluso Keith?
-¡Él no es mi hijo!- frunce el ceño- Pero el bastardo de Daly es el único que logra hacer feliz a mi hija, así que tal vez lo consideraría.
Creo que eso es lo más cerca que he escuchado a mi madre decir que lo quiere. Pero debo admitir que de niña hasta llegué a pensar que mamá no tenía sentimientos por nadie ya que no demuestra el amor que le tiene a las personas, siempre parece fría y distante.
Inmediatamente se pone de pie y sin decir nada se retira.
Quien lo diría, Marie Vinsonneau daría su vida por un Daly. Eso nunca lo hubiera esperado. Si Se lo dijera a Keith estoy segura de que no me creería.
Suspiro mientras extiendo mi mano para tomar la carta. Inconscientemente comienzo a sonreír hasta que escucho que alguien dice:
-Lamento interrumpirla- me giro hacia la voz y noto que es el duque Thompson- La reunión sobre la boda está por comenzar y queremos que esté presente.
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Perfecta creación
Ficção Histórica¿Eres fiel a tus ideales o a tu rey? ¿Qué soportarías para proteger a los que amas o incluso a ti misma? ¿Hasta donde llegarás antes de romperte en mil pedazos? Sara, una mujer que vive en 1912 se encuentra encerrada en un manicomio relatando su vi...