18. Incluso la reina obedece a su rey.

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Estamos en el calabozo. Mi hermano está sentado encadenado a una silla, y si no fuera porque esto creo que estaría en el suelo.

Vincent lo golpeo un par de veces y los guardias se encargaron de dejarlo inconsciente por él. Además, el cocinero está encerrado en una de las celdas alejadas de nosotros. Todo por escuchar algo que no debió.

El duque Phillips, Vincent y los dos guardias siguen aquí. No estoy encadenada pero pareciera que lo estoy. No me he movido de mi lugar ni un solo momento desde que mi hermano cayó inconsciente.

-¿Vas a admitirlo o tendremos que torturarlo más?- pregunta mi esposo.

-¿Por qué no me torturas a mi?- frunzo el ceño- El duque Phillips debe tener muchas ideas de como hacerlo.

-Eres importante en la corte, alguien notará tu ausencia o tu estado físico- explica Lord Phillips-Además...- rueda los ojos- como parte de la familia real tienes impunidad hasta demostrar tus pecados los cuales aún no son demostrados.

-Lastima que ahora mismo estoy en desventaja y no puedo mandarte a la horca por desafiarme- respondo dirigiéndome al duque.

-Siendo rey puedo elegir el castigo que quiera para la adultera esposa y su amante- dice Vincent haciéndome regresar la mirada a él- Agradece que no lo maté frente a las caballerizas.

De estar recargado en la pared, el duque se reincorpora e intenta acercarse a mi.

-Si usted sigue desafiando a la coron...

-¡Silencio!- lo interrumpo sin demostrar ninguna emoción en mi rostro- Si fuera tan amable de dejar hablar con mi rey sería maravilloso, ¿o acaso teme que no pueda defenderse solo?- dejo de mirarlo y me giro hacia Vincent.

Vincent parece molestarse de que haya dicho que no puede defenderse por si solo. Gira el rostro hacia el duque y le da una mirada asesina.

-Si, mi reina- dice el miembro del consejo.

Al decir esto camina por el pasillo hasta que por fin se escucha el sonido de la puerta cerrándose, indicándome que ha salido.

Esperaba que tomara esa misma reacción al exigírselo yo, pero al parecer se lo tiene que decir una voz masculina o no le es posible escuchar nada.

Volteo a ver a ambos guardias y estos se pierden por el pasillo donde se encuentran las celdas.

-¿Qué estas haciendo?- pregunto a mi esposo al quedar solos.

-Estoy tomando mi lugar como rey, y ninguna mujer, ni siquiera mi reina va a verme la cara y ¡mucho menos con su hermano bastardo!- me grita a centímetros del rostro.

-¡Keith Daly es mi amigo!- le grito de igual forma-¡Salimos a montar!

Levanta su mano dispuesto a golpearme pero la deja al aire, aprieta esta en un puño y me mira con rabia.

De pronto mi mente viajó al pasado, a cuando era niña. Frente a un niño mayor que yo, regordete, rubio, con las mejillas rosadas empujándome después de haberle ganado al jugar a quien llegaba primero de la entrada al jardín.

-Te faltó un poco. Si haces memoria sabrías que no sería la primera vez que lo haces cuando no consigues lo que quieres- tomo su mano y la pego a mi mejilla para luego soltarla-¿acaso no puedo salir con él?

Frunce el ceño-¡¿Es en serio?! Acabas de casarte conmigo, me rechazas, es obvio que estas con alguien más, ¿piensas que me creo tu cuento de que eres virgen y aún no estas lista?

-No lo sé- digo tranquila-Tal vez cuando por fin logre estar contigo te des cuenta de que no tengo ni idea de lo que estoy haciendo al momento.

-Prueba tu inocencia entonces si no quieres que te manden a la horca.

Perfecta creaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora