Capítulo 24

61 2 0
                                    

Kyoko le había pedido al jefe Takatsuki si podía ser él el que la llevara al altar; a pesar de que el mismo padre de Shotaro se había ofrecido a acompañarla, ella había tomado la decisión de que fuera el jefe, porque de alguna manera le parecía extraño que el padre de Shotaro fuera el que la guiara, en especial con la historia que tenía con su hijo, al que por cierto si había invitado, pero Sho tomó la excelente decisión de negarse y en su lugar mando a Shoko, ya que ella tenía una mejor relación con la chica.

Por su parte Ren la esperaba junto al sacerdote que uniría sus vidas para siempre, Kanae estaba justo delante de ella y sostenía un cursi ramillete de flores que el presidente la había obligado a tomar porque era una versión más sencilla del enorme montón de flores que su mejor amiga sostenía en ese momento. Cuando la música comenzó a sonar ellos comenzaron la caminata por el pasillo y al llegar frente a Ren, el jefe lo miro muy seriamente e hizo que el joven se pusiera algo ansioso, siempre que el jefe lo miraba se sentía de esa manera; no le dijo nada y le dio la mano de Kyoko antes de ir junto a su esposa, la cual no podía dejar de llorar.

La ceremonia fue bastante normal, de hecho ellos se habían "casado" legalmente el día anterior para utilizar el verdadero nombre de Ren y que el matrimonio fuera oficial, pero aquella ceremonia era lo que Kyoko siempre había deseado y Ren iba a hacer todo porque ella siempre estuviera feliz. Lo que ninguno de los dos sospechaba era que al fondo de la iglesia tres personas los observaban: Kuu, Julie y Saena.

—Es una hermosa pareja —le dijo Kuu a Saena cuando los novios dijeron acepto— ¿Por parte de quién viene?

Saena lo examino de pies a cabeza, ella sabía quién era ese actor y se sentía confusa de que le hablara casualmente; pero algo en la mujer que se aferraba al brazo de Kuu y que no podía dejar de llorar, lo volvía más humano.

—Soy la madre de Kyoko.

Jullie dejo de ver a su hijo para ver a la mujer que estaba junto a ella, si la mirabas detenidamente podías encontrar un parecido con Kyoko, pero más allá de eso jamás la hubiera reconocido como su progenitora.

—¿No debería estar a su lado hoy?

Saena frunció aún más el ceño y apretó los labios.

—No —en realidad hasta hacía dos días no pensaba asistir a la boda pero Yayaoi la había llamado, diciéndole que no era necesario que se vieran, pero como su madre debía estar ahí en uno de los días más importantes en la vida de su hija.

Kuu sabía la historia porque la misma Kyoko se la dijo cuando se conocieron y ver ahí a la mujer le decía que algo había cambiado en ella para tener el valor de ir con su hija.

—No se preocupe, yo me encargaré de decirle que vino —le dijo Kuu para ver desaparecer a la mujer antes de que Ren y Kyoko pudieran verla.

—¿De verdad esta bien? —le preguntó Jullie a su marido— una madre debe estar junto a su hija.

—Cariño, tu mejor que nadie debería saber que debes ser paciente, esa mujer no siente mucho aprecio por su hija, pero aun así tuvo el valor de venir aquí para enfrentarse a ese resentimiento que tiene por ella —le dijo Kuu y abrazó a su esposa.


La pareja era ajena a toda esta conversación entre sus padres, porque no podían dejar de verse a los ojos y sonreír, mientras repetían lo que el sacerdote les decía. En el momento en que dijeron acepto las piernas de Kyoko temblaron y Ren la beso suavemente.

Oficialmente eran marido y mujer.


Durante la celebración, que se realizo en una villa que el presidente, por algún motivo tenía en Kyoto, Kyoko y Ren pasaron un buen rato saludando a personas y recibiendo felicitaciones, cuando las cosas se calmaron un poco ellos salieron al jardín y encontraron a Kuu y Jullie esperándolos, al ver a la pareja Ren sintió como si un nudo en su pecho se hubiera deshecho; él en verdad quería ver a sus padres, pero hasta que su verdadera identidad se desvelara no podría hacerlo con normalidad.

Secretos del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora