Capítulo 7

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Realmente solo había festejado diez navidades en toda su vida, una de estas no sabía si contaba porque lo único relevante que hizo fue intercambiar regalos por lechuza con sus amigos pero fueron mucho mejor que las que había vivido antes; las once primeras habían sido los aburridos festejos de sus padres, y de las últimas, paso doce en Azkaban, sin poder diferenciar esa importante fecha de los demás días, luego otras dos escondido en los terrenos cerca de Hogwarts, esta era la primera navidad en mucho tiempo que podía disfrutar.

Y su hermano había vuelto.

Era una especie de regalo inesperado al que no sabía cómo reaccionar, hace tiempo que su relación de hermanos se había roto y habían puesto tanta distancia entre ambos que aunque quería hablar con él, hablar realmente, no sabía cómo comenzar esa conversación.

Además estaba el hecho de que su hermano había quemado el árbol de navidad ¡En Yule también habían árboles por Merlín! Pero Regulus parecía haber direccionado todo su desprecio hacia el mundo muggle en ese tipo de actos contra las celebraciones que los magos adoptaron de los muggles.

Cuando despertó esa mañana del veintiuno de diciembre, día en el cual, si Regulus no se había cambiado de religión, comenzaban los doce días de Yule, sabía que su hermano pondría velas en todas la casa, se sorprendió un poco, cuando bajo a desayunar, de no encontrarse ya algunas colocadas y dispuestas para ser encendidas esa noche.

Durante el desayuno Harry parecía feliz, Sirius sabía que el muchacho no había tenido navidades muy agradables hasta que entro a Hogwarts, Lily le había hablado de su hermana, de la relación tensa que siempre había tenido con Petunia debido a que Lily era bruja y a Petunia siempre le habían ganado los celos, Harry no le había contado demasiadas cosas sobre su vida en casa de los Dursley, pero con lo que le había contado, Sirius podía intuir lo demás.

Poco después del desayuno Remus se excusó para ir a traer el nuevo árbol, lo acompañaron Mundungus y Tonks, Sirius le había dado a Remus unas cuantas de las joyas de su madre, a falta de acceso a las bóvedas de la familia, Mundungus se había encargado de conseguir dinero con ellas, ahora Sirius se paseaba por el piso inferior de la casa pensando en qué lugar debería poner el árbol, en su opinión no había mejor sitio que tapando el horrendo árbol genealógico de los Black, pero eso molestaría a Regulus y se arriesgaba a que lo volviera a quemar.

Sentía que debía solucionar las cosas con su hermano, creerlo muerto fue un dolor muy fuerte, siempre fue consciente de aunque apenas se hablaban quería a su hermano ¡Había dejado a la única chica que realmente le gustaba por él, por Merlín! Pero no fue hasta que le llegó la noticia de que Regulus estaba muerto que se dio cuenta de que por más que quisiera a sus amigos, su hermano seguía teniendo un lugar privilegiado en su corazón, un lugar irremplazable. Y ahora que lo tenía de vuelta, y ya que Regulus se quedaría en Grimmauld Place con él, quería que ambos volvieran a ser más cercanos, comprender porque había hecho lo que hizo, tenía la pequeña esperanza de que su hermano hubiera cambiado, Dumbledore dijo que seguramente así había sido a juzgar por la ropa y el que había pasado tiempo en el mundo muggle.

Pero parecía que Regulus seguía aferrándose a las viejas costumbres de los sangre pura, y, quién sabe, si lo haría también a la ideología clasista y racista que tenían estos. Recordó a sus padres, sentados uno frente al otro durante la cena mientras se burlaban descaradamente de las festividades muggles, de los regalos y de la falta de realidad en esas creencias, recordaba a su padre decir que solo ellos, los sangre pura, eran lo suficientemente importantes para que los dioses verdaderos se les presentasen, eran ellos los únicos con ese privilegio, recordaba a Regulus preguntando a su padre el porque no se habían impuesto la "verdadera religión" hasta ese momento, las palabras exactas de su hermano fueron "Porque, si nosotros sabemos cuál es la verdadera religión y todos los secretos de la magia, seguimos permitiendo que los sangre sucia contaminen nuestra sociedad con sus creencias ridículas, porque simplemente no imponemos nuestra cultura a la suya, este es nuestro mundo, ellos son sólo extranjeros que creen tener derecho de imponernos una cultura que según ellos es civilizada" apenas Regulus había terminado de decir aquello, Sirius le había pateado la pierna por debajo de la mesa, y no pudo contener sus pensamientos aun cuando noto en el rostro de sus padres que ellos creían que Regulus tenía razón "Quizás es porque los únicos que siguen creyendo en esos ritos viejos e inútiles lo hacen para sentirse superiores de alguna manera, porque así al menos pueden regocijarse en algo que los haga sentir especiales" y su madre lo envió a su cuarto a gritos, mientras se preguntaba, con voz muy estruendosa, porque el heredero de la familia carecía completamente de la inteligencia que a su querido Regulus Black le sobraba. Sirius se largó al día siguiente a casa de los Potter, donde lo recibieron con los brazos abiertos, juegos y caramelos, y ninguno de sus padres intento evitar que se marchara, cuando volvió después de año nuevo, fingieron que no estaba allí, un plato caliente a la hora de las comidas sobre el escritorio de su habitación fue lo único que le recordó que su familia seguía sabiendo que aún seguía con vida.

Palabras calladas y medias verdadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora