Espíritu de Jezzabelle

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Salí al salón con un vestido dorado bastante fácil de quitar con solo desajustar una amarra. No era una noche para bailar completamente desnuda, teníamos que ser estratégicas, si le dábamos todo a nuestros clientes de un solo golpe, verían tanto que ya no regresarían, habríamos matado su curiosidad, y siempre hay algo en el misterio y lo morboso que hace que los seres humanos vayamos por más.

   No era capaz de entender eso hasta hace poco.

   Pasé dándole una sonrisa a Melinda quién por supuesto si fue capaz de quitarse la ropa, incluso parecía disfrutar haciendo que esos hombres la vieran mientras los golpeaba con el látigo. Ella, siendo obscena como siempre, se me quedó mirando con perversidad y se presionó sus senos para ofrecérmelos sacando la lengua. ¡Qué zorra!

   Me dirigí a la zona de tragos donde Austin parecía estar deprimido utilizando sus nuevos y mejorados boxers con estampado de gatos. Le pasé la mano por la espalda y me senté en la barra junto a él.

—¿Por mí o por Alexis? —Le pregunté directamente intentado ayudar a solucionar cualquiera de las opciones.

—La verdad por ambos. —Me quitó la mano de su hombro con suavidad para que no lo tocara.

Le troné los dedos a Christopher para que viniese a atenderme. De inmediato dejó sus quehaceres y preguntó por mi orden.

—¡Dos de lo más fuerte que se sirva en este lugar! Y una caja de cigarrillos.

—¡Enseguida Lucifer! ¿Son ambos para usted o alguno es para el chico bonito de ojos tristes a su lado? —Jackson se quedó mirando a Austin quien volteó hacia mi algo extrañado. Yo levanté las cejas con sorpresa—. ¿Y a ti que te importa para quién son? ¡Solo tráemelos y ya! —Le di un regaño con mal genio—. Christopher ¿Escuchas lo que digo? ¿Por qué llevas puesto ese delantal si fui muy clara en que los quería a todos desnudos? ¡Quítatelo! —Le troné los dedos nuevamente.

   Rápidamente se volteó y lo dejó caer al suelo, comenzando a preparar nuestro pedido. Me lanzó la caja de cigarrillos para empezar y me encendí uno rápidamente.

—¡Lamento lo que pasó entre tú y yo! No debí haber reaccionado así, y quiero que sepas que a la madre de Ashley no le faltará nada en el Centro Alana Monroe. —Me disculpé sinceramente esperando a que me aceptara—. Además, estoy perdonándote por haberme desobedecido y estar usando tus gatitos hoy.

   Él me miró con ironía y luego me sonrió tristemente como si se sintiese cansado.

—Cuando te vi caminar hacia mí el día que volviste, estaba sorprendido pero feliz de verte Al, quería revivir momentos de cuando estábamos en Londres, o de cuando recién llegaste a América. —Bajó la mirada—. Pero tu regresaste con todo este espíritu de Jezzabelle, arrastraste a Alexis aquí y también a mi... y creo que lo arruinaste todo por completo. Teníamos una vida perfecta antes de venir contigo, desde que llegamos básicamente el sexo es nulo por todo lo que trabaja para tí, y pasa más tiempo en el club con Bryce que en la mansión conmigo.

   Me detuve un momento al pensar en que tal vez haber traído a Austin aquí lo hacía infeliz, era mi mejor amigo, pero no podía obligarlo a seguirme a todas partes, ni a involucrarse en una guerra que no le pertenecía.

—Aus... ¡No tienes que estar aquí si no quieres! —Traté de animarlo—. Eres mi mejor amigo y te amo, claro que me siento más tranquila si estás a mi lado, pero... no quiero que te sientas así.

—¡No puedo abandonarte en este momento Alana! Tú sabes que también te amo, tú eres como mi hermana. —Me abrazó, parecíamos estar mejorando—. Pero recuerda lo mucho que amo a Alexis... Si llego a perderlo por haberte apoyado, siempre voy a culparte por ello.

   Me quedé un poco congelada ante sus duras palabras, no podía juzgarlo. Tenía razón, así que solo lo abracé de vuelta.

—¿Te molesta si me voy? ¿Cuidarías a Alexis por mí? Realmente no estoy de ánimos para estar en este lugar.

  Christopher trajo nuestros tragos.

—¿Te gustan las mujeres también o solo los chicos, Christopher? —Levanté una ceja.

—¡La escopeta no distingue entre patos o patas, mata por igual—Me respondió con ese humor Shannel característico.

—¡Pues que buena herramienta! ¡Sigue trabajando, querido! —Le dí un guiño y una mirada de reojo a su rubio y de buen tamaño miembro masculino. Muy similar al de Christian pero en definitiva no igual. Él se giró estrechando el espacio entre sus cejas pobladas y sacudiéndose la cabeza—. En cuanto a ti... —Me referí a Austin—. Puedes irte cuando nos acabemos este trago, mientras tanto... ¡Disfruta de esta hermosa vista! —Le señale con la cabeza como el miembro de Christopher se movía de un lado a otro en su carrera por atender todos los pedidos.

   Austin se rió un poco más animado y apartó la vista sonrojado. Ojalá yo hubiese podido hacer lo mismo, el deseo por explorarme me estaba matando.

—Austin... ¿Para ti como ha sido la experiencia con el sexo?

   Me miró sospechando porque se lo preguntaba.

—¡Es realmente hermoso cuando lo haces con alguien a quien amas, y que te ama también!

  Me enternecieron sus palabras.

—Ojalá yo hubiese podido sentir eso... —Recordé el momento traumático que había vivido. Pensé en cuanto me hubiese gustado conocer a alguien con quien hubiese podido perder la virginidad de una manera delicada, consensuada y romántica, y no por medio de una violación brutal mientras estaba paralizada.

—No todo en el mundo deben ser flores y chocolates Alana, sé porque me preguntas esto... Aunque últimamente confías más en Melinda que en mí, sigues siendo mi mejor amiga y te conozco.

—¡Solo olvidemos todo, esta conversación me está haciendo recordar cosas que no quisiera! —Traté de distraerme para no acabar llorando y me acabé el trago de golpe mientras Austin se levantaba para irse. Quise verme algo alocada para no ser afectaba por mis sentimientos. —. ¡Christopher, otro trago! ¡Vamos trae aquí tu hermoso pene! —Bromee a gritos.

   Cuando me dí la vuelta, hubiese deseado que me tragara la tierra. Una mujer en tacones, con un abrigo de piel y de cabello recortado por los hombros estaba tomada del brazo de un hombre de saco y corbata con algunas canas y barba prominente. Nunca pensé que llegaría este día, en realidad deseaba estar muerta antes de tener que tener esta conversación en este preciso lugar. Los miré impactada mientras me miraban con ojos de juzgamiento, ejerciendo sentencias sobre mí, sorprendidos y quizá decepcionados. Austin estaba apunto de escabullirse para evadir responsabilidad, pero lo atrapé de la única prenda que tenía sobre el cuerpo.

—¿Mamá? ¿Papá? ¿Qué hacen aquí?

—¿Mamá? ¿Papá? ¿Qué hacen aquí?

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La Biblia De Una Dominatrix © [ EN FÍSICO ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora