El rubio no dejaba de quejarse, tenía a más de la mitad del equipo harto. En medio de las prácticas pedía tiempos fuera para poder descansar su hombro. No aguantaba.
Su hermano, ya harto, lo mandó al hospital a hacerse una revisión de un solo tirón de oreja; no tenía más opción.
Estaba preparado para todo, desde lo más suave hasta lo peor, si, tenía miedo de haberse hecho una lesión grave y tener que descansar, no quería dejar de jugar, en especial si en unos días tenían un partido contra los cuervos. Pero si era lo que debía hacer lo haría. Eso no quita que no iría a ver el partido para ver al pelinegro que le llamó la atención desde la primera vez que lo vió.
Era joven y había ido con su hermano a ver un partido de una preparatoria que había ganado fama hace unas semanas, era una mezcla de sentimientos ver a Kageyama en la cancha, ahí, solo. Con un montón de talento que ninguno de los cuerpos de sus compañeros podía aguantar. Era un grupo de payasos con un Rey, un Rey solitario y talentoso que daba lo mejor de sí, no en la mejor manera, pero lo hacía.
Todavía recuerda la emoción que sintió al escuchar que el ojiazul estaba en el equipo de los cuervos, finalmente tendría una partida contra él.
O a lo mejor no.
El doctor le dio una cajita junto con un papel -Estos son tus medicamentos y en el papel está el tiempo de reposo. No sé qué hiciste para tener este desgarro en tu hombro, pero te aconsejo que alguien te de un masaje y si sientes más dolor te pongas algo caliente- escribió algo en su computador -Si sigues con dolor aún después de las pastillas, el reposo, el masaje y el calor, vuelve aquí. Te recetaré algo más fuerte y probablemente tendrás más reposo.- dio un sorbo a su taza de café y miró al atónito rubio -Recuerda, dos semanas sin movimiento.-
Salió del box aún en shock, no podría jugar? Apretó los dientes con fuerza y cerró su puño. Sabía que podía pasar algo malo pero no se esperaba eso. Estaba enojado consigo mismo por ser tan descuidado y con el mundo por no haberlo detenido de ser descuidado.
Caminó por la calle con la mirada baja, no tenía ganas de llegar a casa y decirle a su hermano que no podría jugar. Pateó una piedra que vió por ahí; iba a seguir como si nada pero un quejido le hizo detenerse.
-Una piedra?...- Levantó la mirada, conocía esa voz. De algún lado la había escuchado.
Miró una cabellera naranja y supo de inmediato quien era, se acercó a el pequeño con una sonrisa.
-Mi culpa, lo siento- Agarró su hombro. El menor se dio vuelta para mirar al sonriente rostro del contrario.
-Ah, ¿quién es?...debería tener más cuidado- Los ojos castaños se centraron en el mayor
-Tú debes ser Hinata, ¿No?- Vio el nerviosismo en el rostro del chico y rió -¿Qué haces aquí? Miyagi queda lejos, nuestro partido es en unos días que yo sepa- los ojos del pequeño se iluminron
-¡Ah!- El de cabello naranja sonrió y se levantó del suelo sacudiendo sus ropas -¡No estoy aquí solo!- dijo apuntando la tienda con cierta emoción.
El rubio ladeó su cabeza, mirándolo algo avergonzado al darse cuenta como el más pequeño subía y bajaba la cabeza, de su rostro a su brazo, varias veces.
-Puedo tocarlo?- preguntó ya tocandolo. El rubio cerró los ojos al toque y soltó un quejido por el dolor -Oh, lo sien-
-¡No puedes ir tocando heridas de esa forma, Hinata boke!-
Abrió los ojos al escuchar su voz, y ahí se encontró a esos profundos ojos azules, con su ceño algo fruncido. Le pareció tierno, muy tierno. Se mordió el labio inferior.
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Masaje / AtsuKage
Fanfiction[LEMON] Atsumu no se dejaba de quejar de su dolor de hombros, Kageyama quiso ayudar. Ninguno sabía que iba a terminar así. Miya Atsumu x Kageyama Tobio