Capítulo 1

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Seis años después...

Louis entró en casa, enfadado. ¿Otra vez su padre se había olvidado de él? ¿Por qué le trataba así? ¿Acaso no le quería?

- ¿Papá? ¿Papá? ¿Dónde estás? ¿Papá?

Nada, Edgar había desaparecido.

«Bueno, quizás ha surgido algo en el trabajo, y vendrá más tarde»

Con estos pensamientos, se dirigió a la nevera a prepararse algo de merendar; en la nevera encontró una nota. La cogió y la leyó:

"YA SABES QUE SIEMPRE TE HE QUERIDO. PAPÁ."

No la tomó importancia; sería una extraña forma de disculparse, típica de su padre. El timbre sonó, y fue a abrir.

- ¿Está tu padre?- era Irek, el mejor amigo de su padre, que venía casi siempre.

- Pues no- dijo Louis-. Pero pasa.

- ¿No te dejó una nota ni nada?

Louis vio en sus ojos desesperación.

- ¿Sucede algo?

- ¿¿No te ha dejado nada??

No le dio tiempo a responder. En cuanto Irek vio la nota en la mano del chico, casi se la arrancó de las manos; la leyó.

- ¡Oh, Dios mío, no!- exclamó, llenándosele los ojos de lágrimas.

Louis se asustó, y más aún cuando vio que se marchaba corriendo. Decidió seguirle.

Bajaron hasta el garaje donde, tal y como Irek se temía, Edgar estaba... ahorcado.

- ¡Ah!- gritó el pequeño, haciendo acto de presencia.

Fue cuando el hombre se dio cuenta de que Louis le había seguido. Como un acto reflejo, le tapó los ojos y le sacó de allí, pero sabía que ya era demasiado tarde.

- Mi pap... ¡no, no puede ser! ¡No era él!- exclamaba Louis, de nuevo en el piso, y llorando a lágrima viva.

- Sí, sí que lo era, no intentes engañarte a ti mismo- las palabras de Irek sonaron muy duras, pero de nuevo ya era tarde para rectificar-. Escucha, llamaremos a la policía. Esta noche dormiré contigo, ¿vale?- intentó suavizar al máximo su tono de voz; no sabía qué hacer para tranquilizarle.

El chico le miró. A Irek le recorrió un fuerte escalofrío por todo el cuerpo al cruzarse con la inocente, pero fría y penetrante, mirada de hielo de Louis.

- ¿De acuerdo?- repitió.

- Va... vale- respondió el chico.

Cuando llamaron a la policía, unos minutos después, Louis ya se había calmado, y empezó a hacer preguntas. ¿Por qué había hecho eso su padre? ¿Era el motivo por el que siempre había sido tan raro? ¿Acaso no le quería? Sonó el timbre de nuevo.

- Ve a abrir- le ordenó Irek con suavidad.

Los policías le tomaron declaración en uno de los cuartos, pero no dejaron pasar a Louis. Él no era tonto, y puso una grabadora, pues quería enterarse de todo.

- ¿Duermes conmigo?- pidió Louis a Irek.

Él se sorprendió instantáneamente. De golpe, le había caído la responsabilidad de un hijo que no era suyo, y como ni siquiera era padre, no sabía exactamente cómo debía actuar.

- Supongo que así debería ser, ¿no?- respondió. Vio la marca del brazo del chico, y cambió de idea bruscamente-. Pero mejor no... porque ya eres mayorcito. Con seis años ya ni se duerme con peluche- añadió, aunque para sus adentros pensó que esto último no era cierto.

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