Capítulo 4:Traición, asesinato y condena.

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Ir al funeral de su víctima era la peor estupidez que pudo hacer el asesino de Shin Ho . La única ventaja que tenía, era que nadie sabía que había matado al heredero de la mafia. Pero, ¿por qué arriesgarse de manera tan incoherente? Fácil, tenía que asegurarse que el cuerpo del infeliz que mató a su hermana estuviera encerrado sin vida en un ataúd y condenado al infierno. Deseo tortúralo y hacerlo pagar por todas las atrocidades cometidas, pero sí invertía más tiempo en el asesinato de ese infeliz, lo habrían capturado. 

Pasó media hora observando lo que a su alrededor sucedía, la única persona que sufría la muerte de Shin Ho era su madre, al parecer todos los demás se alegraban. 

Por última vez, aquel hombre se acercó al ataúd para mirar el cuerpo sin vida, sonrió satisfecho. Cuando levantó la vista, se llevó una gran sorpresa…

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Shin Jaeng fingía interesarse por la muerte de su hermano mayor, desde hace mucho tiempo que lo había dejado de querer, quizá algunos años atrás se hubiera lamentado de manera tan desgarradora como lo hacía su madre por el cuerpo sin vida de su hermano, pero ahora simplemente se regocijaba por aquella pérdida. Su plan había funcionado a la perfección y nadie lo iba a vincular con aquel deceso. 

Cuando se acercó a su madre para sacarla de ese lugar y que dejara de mostrarse patética derramando lágrimas, se quedó helado, nunca pensó tener de frente a quien lo había librado de la existencia de su hermano. Dudó un poco en si acercarse o no. Al final, lo hizo.

—Tae Yin. — lo llamó y contuvo la emoción, tomarlo por sorpresa y ver como su rostro se descomponía, le encantó. — Sígueme. — ordenó y tras de sí salió Tae Yin, incómodo por la situación.

En un callejón cercano al edificio donde se llevaba a cabo el funeral, ambos hombres se miraban fijamente a la espera de la acción del otro. El primero en actuar fue Shin Jaeng, quien acorraló a Tae Yin contra la pared y lo amenazó con una pistola a la altura del cuello.

—Eres una mala persona, muy mala…— apretó con mayor fuerza su pistola contra el cuello de Tae Yin. —Mataste a mi hyung. — comentó y el rostro de su interlocutor demostró miedo y confusión. — A mí ejemplo a seguir, a mi propia sangre...

—¿Por qué lo entregaste? —fue lo único que pudo pronunciar, la pistola en su cuello, le había bloqueado todas las preguntas que su cabeza había formulado. 

—Tú querías al asesino de tu dulce hermana y yo... no me iba a entregar. —pronunció y logró que el rostro de su interlocutor se tornara pálido y con una mirada llena de rabia. Disfrutaba cada gesto lleno de dolor por parte de Tae Yin, la fuerza que usaba para lograr zafarse y la impotencia por no conseguirlo, todo eso era un verdadero manjar para su alma llena de odio y envidia. —Hiciste un excelente trabajo, lamentablemente mataste a la persona equivocada. —continuó. —Nunca pensé que acostarme con tu hermana sería algo ventajoso, pero lo fue. Con su muerte, y la del pequeño bastardo que esperaba. —Tae Yin abrió los ojos ante esa noticia. —Sí, tu hermana estaba embarazada, pero obviamente yo no me haría cargo del niño. La maté, porque ya me había cansado con ese barato discurso de la familia feliz y perfecta, que me pronunciaba a cada rato. Tomé mi pistola y disparé. —acercó la pistola a la altura de la frente de Tae Yin y fingió disparar, provocando que este temblara. —Después, supe que deseabas venganza y yo quería a mi hyung fuera del plano, tú obtuviste tu dichosa venganza y yo seré el próximo jefe de la mafia. Serías un buen elemento para mí, pero si no te mato ahora mismo, tú me matarías. —hizo una pausa. —y yo valoró mi vida…—hubo un silencio siniestro, que se rompió con el sonido de un disparo. 

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Las personas y sus acciones son tan efímeras, como su tiempo en la tierra. Una semana había pasado desde la muerte de Shin Ho y sólo su madre era quien lo recordaba, quien lo extraña y quien se lamentaba de su muerte. A su marido parecía no importarle el deceso y su hijo menor, simplemente decidió, a pesar de sus constantes suplicas, seguir los pasos de su progenitor. 

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