Capitulo único

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Nadie pregunto o cuestiono nada. Según ellos los cosas estaban muy claras; Vernon Dursley había sido asesinado de manera cruel e injustificada por nadamás y nada menos que por Harry Potter.

No había duda sobre eso, su firma mágica estaba por todas partes y su varita solo confirma su culpabilidad.

Fue por eso que fue condenado a Azkaban, sin juicio, sin demora. Nadie lo defendió o le pregunto que había pasado, porque lo había hecho...

Nadie se fijó en su ropa desgarrada y hecha trizas, en los hematomas que adornaban su bronceada piel o la sangre que escurría de entre sus piernas.

Los ojos tristes y decepcionados de Dumbledore lo siguieron en todo momento, haciéndolo sentir culpable.

A pesar de esto Harry no sintió arrepentimiento alguno por lo que había hecho, lo volvería a hacer una y otra vez, todas las veces que fuesen necesarias para dejar de sentirse como lo hacia.

Para dejar de sentirse tan sucio, tan asqueado de sí mismo, se odiaba más que nunca. Aún podía sentir las grandes manos de Vernon sujetándolo de la cadera y su grasienta panza chocando contra su tracero mientras lo penetraba con brusquedad, una y otra vez, arrebatándole no solo su virginidad e inocencia, si no también las ganas de vivir, de pelear.

Y, sin embargo, no fue eso lo que lo termino de romperlo.

No, el punto de ruptura no fue la brutal violación que sufrió a manos de ese asqueroso y depravado hombre, no, la causa de su locura fue el rechazo de toda la gente que le había importado alguna vez.

Fueron las miradas de Remus, Hermione y Ron lo que terminaron de romper su alma y cordura, en sus ojos no había duda era como su siempre hubieran sabido que él era capaz de hacer algo así, era cómo si hubieran estado esperando por ello. El asco y odio en esas personas que habían sido tan importantes para él lo habían hecho sentir más sucio de lo que las gordas y asquerosas manos de Vernon sobre su cuerpo lo habían hecho sentir una hora antes, lo habían herido más de lo que Vernon lo hizo al profanar su virginal cuerpo...

Había terminado tan roto que se volvió loco antes de siquiera poner un pie en Azkaban, los Dementores solo alimentaron esa locura que ahora era parte fundamental de él. Las asquerosas criaturas lo obligaron a revivir una y otra vez todos esos malos recuerdos; la muerte de sus padres, las interminables noches de hambre y frío, la muerte de Cedric, Vernon sobre él... las miradas acusadoras de todos los que habían sido seres queridos... amigos... familia.

Tal vez es por eso que cuando Voldemort asalto la prisión, lo secuestro, lo arrastró por los desiertos corredores de la prisión y lo saco junto a sus Mortífagos, no opuso ningún tipo de resistencia. Quizás sea el motivo por el que se reía a carcajadas cuando el oscuro y deformado mago le apuntaba con la maldición Cruciatus... como si en lugar de estar siendo torturado por Voldemort, le estuvieran haciendo cosquillas.

Tal vez sea por eso que Harry chilla emocionado cada que Bellatrix decide probar sus cuchillos en él. Tal vez sea por  eso que Harry suelta risitas tontas cada que su mirada se encuentra con la de Rabastan Lestrange.

No obstante, nadie entendía la razón del extraño y transtornado comportamiento del ojiverde, nadie podía comprender que el inmenso dolor físico que la maldición torturadora es lo único que le proporciona un escape a la tortura a la que su mente lo somete día y noche. Nadie sabía que las heridas que Bellatrix le causó servían para quitarse la sensación de grandes manos arrastrándose sobre su piel, nadie noto que su interes hacia el menor de los Lestrange es porque el hombre es el único capaz de ayudarle a olvidar la repugnante sensación de ser usado.

Después de tan solo una semana la actitud incongruente de Harry habia irritado tanto a Voldemort que éste último había detenido su "interrogatorio". El cual comenzó tan pronto cómo estuvo de vuelta a la seguridad de Malfoy Menor.

No me vengas con esoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora