Prólogo

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Cientos de pedazos en el piso, yo no sabía cómo unirlos, y tampoco si quería hacerlo. Solía pensar que ese espejo era mi mundo, sin saber que mi mundo estaba detrás de él.

Intenté tomar uno de los pedazos como si pudiera tocar a Debstan, pero el espejo era frío y cortante, al igual que sus palabras. Acaricié el espejo con la ilusión de sentirme mejor, mientras una parte de mí sentía la sangre recorrer mis dedos, fue ahí cuando supe que era momento de decirle adiós a Debstan y al espejo. Es por eso que decidí que todos los fragmentos se guardarían en una caja, una caja que pondría en el fondo del armario para nunca más volverla a ver.

Guardar los pedazos en la caja se sentía como si cada uno fuera una parte de la esperanza que tenía de conocerlo, de tocar su rostro, de ver sus hoyuelos en persona y de poder abrazarlo por primera vez. Quizá las cosas entre nosotros siempre estuvieron destinadas a ser así, efímeras. El mundo estaba regresando a la normalidad, en el cual Debstan y yo nunca debimos conocernos.

Mientras cerraba la puerta del armario escuchaba murmullos en el fondo, no fue hasta que alguien tocó mi hombro que volteé y me percaté de lo que estaba pasando, y ahí estaba él, inmóvil.

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⏰ Última actualización: Nov 25, 2020 ⏰

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