Capítulo 58

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"Es un... ¿Una palacio?"

— ¿Podría sostener su bolso, señorita?

La quijada de Kyoko seguía caída. 

— Kyoko, hija, vamos, ven conmigo... 

Juliena la sostuvo del brazo con una sonrisa cariñosa y Kyoko se sonrojó.

En verdad que la Reina de las Hadas, era demasiado encantadora... Ah, ya entendía muchas cosas.

Pero, en fin, Kyoko simplemente no estaba acostumbrada a tantas muestras de amor de parte de una figura maternal.

Es decir, antes, cuando las presentaron, Juliena fue muy cariñosa pero no tanto como actualmente. Según su "padre", Juliena se contuvo por advertencia suya, ya que el asunto de las "madres" era un tema delicado según lo que a él le concernia.

Cierto, Kyoko recién se dio cuenta que no tuvo una oportunidad para hablarle a Kuu sobre su actual situación con su madre... Y eso explicaba mucho el recelo que se sintió de su parte cuando vio a su madre por primera vez. Sin embargo, por esos días estaban pasando muchas cosas.

"Realmente demasiadas"

El punto es que, Juliena, por pedido de Kuu, se dispuso a guardar sus distancias hasta que Kyoko se vea lo suficientemente cómoda; además de que Juliena también quería conocerla mejor antes de permitirse encariñarse por completo.

Sinceramente Kyoko estaba muy feliz por ello; no obstante, se encontraba en una extraña complicación interna por todo. Y ello se complicó aun más cuando sintió una extraña energía emanando de su madre, quien, dicho sea de paso, se encontraba mucho más callada de lo normal. Incluso Kyoko llegó a pensar que la presencia de Saena era solo una alucinación. Y es que, realmente, hasta tenía más sentido pensar en esa posibilidad considerando cómo es que incluso los Hizuri actuaban como si ella no estuviera ahí. Pero no, Kyoko sabía que tampoco era que estuvieran mostrando descortesía para con su madre biológica puesto que, desde un inicio, notó que ella también los ignoraba.

Vaya que eso la tenía algo tensa.

Ah, volviendo a la raíz de esta sensación complicada en su corazón... Kyoko entendía que su madre lo estaba intentando duramente y, ahora que la conocía mejor, comprendía que ella en realidad tenía muchos problemas para relacionarse con las personas. Su escasa vida social y muchas cosas que aprendió en sus pláticas con Toudo-san, le hicieron comprender claramente que muchas de sus conductas no las interpretó correctamente.

Y es por eso que realmente no esperaba que ella fuese cariñosa, era más que suficiente el trato frío y distante pero cordial y respetuoso que Saena tenía con ella. Además, aunque Saena no le dé ninguna muestra de afecto propiamente dicho, recibía de buena gana los de Kyoko.

Eso bastaba para que el corazón de Kyoko esté satisfecho.

Sin embargo, ahí estaba Juliena Hizuri, la madre soñada para cualquier persona... Llamándola hija de forma dulce, engriendola como si fuera una princesa y dándole más amor del que Kyoko alguna vez ha recibido en la vida.

"Cuánto amor..."

Kyoko aguantaba las lágrimas mientras era abrazada por Juliena y entonces miró de reojo a su madre que las seguía de cerca, con una expresión que parecía de fastidio y mirando su celular, pero había algo más en ella.

Entonces Kyoko estaba mucho más preocupada.

¿De qué?

Pues de que las circunstancias actuales le hagan sentir mal, en caso de que le importase más de lo que se pudiera imaginar de ella misma. Todavía tenía sus dudas sobre cuánto había llegado a amarla su madre hasta el momento, pero, por lo que conocía ahora de ella, temía que el evidente contraste en las muestras de afecto le hagan sentirse incómoda... No celosa, pero tal vez con presión. Sí, eso debía ser, presión a hacer lo mismo cuando ella no quería ni querría. Eso, bájate de tu nube Kyoko, de milagro tu madre va a llegar a quererte un poco... Pero a amarte lo suficiente como para sentir celos, eso ya es algo fuera de tu alcance.

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