12-¿POR QUE SONRÍES?

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Los juegos terminaron, Dai tenia puesto un traje de muñeco parecía uno de esos muñecos de porcelana pálidos y delicados

- ya me aburrí -aviso Zeno sama- cámbiate ¿si? -se sentó en la cama satisfecho de haber jugado con Dai

- si señor -obedeció Dai sonriendo,  chasqueo los dedos para que esa ropa desapareciera y volviera a tener la que Zeno sama le había quitado- ¿ya esta satisfecho? -pregunto para estar seguro

- si mucho -se levanto rápido para  abrazarlo

Dai sonrió dulcemente y acaricio la cabeza de Zeno sama mostrándole un poco de cariño

- me alegro -sin dejar de sonreír también lo abrazo

Pronto llegó la hora de comer, fueron al comedor donde Dai dejo a Zeno sama para después irse a la cocina a preparar la comida que ya tenia planeada para su señor, Zeno sama espero a que Dai se fuera para cambiar su mirada inocente a una mucho mas seria fulminando con dicha mirada a los demás reyes que parecieron ponerse nerviosos


- no crean que no me di cuenta -hablo Zeno sama con un tono autoritario y molesto

- no se de que hablas Zeno -hablo Yiqie disimulando bastante bien su supuesta ignorancia hacia el tema

Zeno sama sonrió y comenzó a reír divertido ante tal respuesta, tal ves se veía como un niño y actuaba como un niño pero eso no quería decir que pensara como un niño, era muy osado para cualquiera el querer mentirle a un ser como el, en especial cuando ya los descubrió

- ¿de que te ríes mocoso? -pregunto Modu sonando algo fastidiado

- pues de lo ridículos se ven mintiendo, fingiendo que no hicieron nada -detuvo su risa por un momento- yo me di cuenta de la cámara sabia que me tenían vigilado desde que llegue a ese cuarto - no dejo de sonreír

Todos los dioses lo miraron algo asustados pero mostraron coraje para que Zeno sama no pensara en que tenia control sobre ellos, claro que Zeno sabia leer a la gente mejor de lo que aparentaba

- ¿si lo sabias por que castigaste a tu ángel ahí? -pregunto Tout nervioso pensando que quizás podría ser su fin

- para que vieran que solo yo puedo poseer a ese ángel -borro rápido su sonrisa volviendo a imponerse ante ellos- el me pertenece desde el día que nació, es mio por derecho y no permitiré que alguno de ustedes vulgares asquerosos le ponga una mano encima -frunció el ceño dando un golpe en la mesa demostrando su enojo haciendo que los demás reyes se asustaran- !!! el es mio, es mi juguete, es mi daishinkan!!! -grito como un niño pequeño cuando intentan quitarle lo que me pertenece

Zeno sama les dijo eso como una advertencia para no volvieran a intentar algo para tomar a su ángel, los demás reyes estaban nerviosos pues a comparación de Zeno sama ellos si podían morir, no nacieron con el don de la inmortalidad y si ese dios en forma de niño se molestaba podía aniquilaros con solo un movimiento de su mano, era algo de esperarse del dios destructor original.

En la casina los ángeles no podían ver a Dai a la cara después de lo que vieron les quedo claro que Dai no era cualquier ángel, que no era como ellos y definitivamente no podían compararse con el, Dai ignoro a esos ángeles con mucha vergüenza aunque no lo demostró, normalmente disfrutaba los juegos que realizaba con Zeno sama pero no los disfrutaba al ser visto por alguien que no fuese Zeno sama, cuando se dio cuenta de la cámara sus emociones se descontrolaron, sus mejillas se enrojecieron y su corazón latía tan fuerte que pensó que se le iba a salir del pecho, eso no le gustaba y no podía permitirlo, un Daishinkan no puede dejarse dominar por sus sentimiento.

Todos los ángeles estaban en la cocina preparando los platillos para sus amos cuando escucharon lo que dijo Zeno sama, los ángeles se vieron sorprendidos era extraño que un rey reclamara a un ángel como suyo pues normalmente al ser solo objetos para ellos era natural que aveces los intercambiarán entre dioses sin pedir algún permiso o con un consentimiento previo, Dai no estaba impresionado el ya lo sabia Zeno sama se lo repetía muchas veces lo llamaba juguete o Daishinkan, sabia que eso era y que nunca seria nada mas pues así se lo hicieron ver desde que era un niño, Dai sonrió esperaba una reacción así aunque menos seria

- ¿por que sonríes? Te acaba de llamar juguete -hablo Daia bastante extrañado por la reacción del ángel de imperio

- por que es tierno y no me molesta que me llame juguete, al fin y al cabo eso es lo que soy -contesto sonriendo tiernamente- es solo un niño protegiendo su juguete favorito -comento enternecido por la actitud de su señor

Los ángeles no sabían que pensar esos dos eran raros ante su punto de vista eran algo nuevo que no comprendían del todo. Dai termino de cocinar para después ir a dejarle su comida a Zeno sama el cual al verlo y que el ángel dejara la comida en la meza tomo el brazo del susodicho bruscamente lastimándolo por la fuerza aplicada

- tranquilícese señor usted sabe que nadie me tocará si usted no lo ordena -lo tranquilizó susurrándole eso al oído- ¿no querrá que se den cuenta de que esta asustado verdad?

- no - soltó de mala gana el brazo de su ángel

Dai miro a los reyes un momento y se puso recto para después hablar

-les pido de favor que se abstengan de cualquier acto que haga enfadar a mi señor -hizo una pequeña reverencia- provecho -puso sus manos tras su espalda esperando que su señor terminara de comer

Los reyes estaban nerviosos de un momento a otro las presencias de esos dos se sintieron enormes, tan imponentes que ellos se sintieron cucarachas ante ellos y mas sus sonrisas que parecían genuinas solo ocultaban el desagrado que tenían hacia ellos por sus prácticas, ellos dos ahora eran grandes monumentos inalcanzables para reyes como ellos.

SIEMPRE A SU LADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora