Orga x Lucy | Pequeñaja

494 44 10
                                    

« 𝐍𝐈𝐂𝐊𝐍𝐀𝐌𝐄 »

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

« 𝐍𝐈𝐂𝐊𝐍𝐀𝐌𝐄 »

Aquella sonrisa burlona que tanto despreciaba había hecho acto de presencia. ¿Por qué no podía dejarla tranquila?

Hacía un tiempo, Fairy Tail y Sabertooth enviaron a varios de sus miembros para realizar una misión; debían proteger a unos niños huérfanos del ataque de un gremio oscuro. Sorprendentemente, fue más sencillo de lo esperado y no tardaron más que unas míseras horas en derrotar a aquellos magos.

Entonces, ¿cuál era el problema? Bueno, una vez finalizaron el trabajo, Nanagear comentó lo divertido que le parecía el 'Star Dress' de la maga celestial, denominándolo como 'un conjunto de disfraces'. Aquello no le molestó a la fémina, pues estaba más que acostumbrada a los comentarios de Bickslow y Gajeel. El detonante de su furia fue un simple apodo: 'pequeñaja'. ¿Cómo era posible que aquello la fastidiara tanto? A decir verdad, el término era lo de menos; lo que más la enfadaba era el tono de voz burlón empleado y la mirada cargada de diversión. ¡No lo soportaba! Ni siquiera Natsu había conseguido exasperarla de aquella manera.

Meses después de aquello, el mago de Sabertooth solía visitar su gremio con frecuencia e intentaba hacer misiones en Magnolia para poder fastidiar a Heartfilia. ¿Qué necesidad había? Una de las tantas veces que visitó Fairy Tail para atormentarla, Mirajane especuló que, probablemente, el joven estuviera interesado en ella. JÁ. AQUELLO NO TENÍA NI PIES NI CABEZA.

Ahora, contemplaba su odiosa sonrisa mientras daba un sorbo a su batido de vainilla, con el ceño arrugado a más no poder.

—Pequeñaja —canturreó el God Slayer antes de carcajearse—. Oh, no te enfades, hombre —se colocó junto a ella y la abrazó por los hombros, aún riendo con fuerza.

La maga celestial cruzó los brazos a la altura del pecho y encaró a Nanagear, fijando su mirada en la de este.

—¡Estás obsesionado conmigo! —reprochó, emitiendo una profunda exhalación—. ¿No tienes nada mejor que hacer?

—Bueno —el mago se llevó la mano desocupada el mentón, simulando meditar aquello—, pues no. Además, ¿qué es más divertido que molestar a mi pequeñaja? —realizó hincapié en el apodo empleado.

Heartfilia exhaló con fiereza y se levantó de golpe, llamando la atención de algunos de sus camaradas. Bajo la atenta mirada de Orga, tomó asiento en la barra del gremio y se dejó caer sobre esta, escondiendo su rostro entre sus brazos.

—¿Lucy? —Mirajane se colocó frente a ella y le dio unos cuantos golpecitos con el índice, comprobando que se encontrara consciente.

—Hola, Mira —la saludó en un murmuro sin mover un ápice de su cuerpo.

La mayor de los Strauss analizó la situación; ahora, el God Slayer entablaba una conversación con Fullbuster y Dragneel, mirando de vez en cuando a su compañera blonda. No pudo evitar esbozar una sonrisa juguetona.

—Oye, Lucy —la maga celestial se tomó varios segundos para elevar la mirada—. Le gustas mucho a Orga, ¿sabes?

El rostro de la fémina se coloreó de un potente rojo y negó reiteradas veces con la cabeza, moviendo sus manos frente a la Strauss.

—¿Qué cosas dices, Mira...? —volvió a esconder su rostro, esta vez, entre sus manos. ¿Por qué siempre acababa igual? Odiaba sentirse tan... vulnerable.

—¿Y si haces una pequeña prueba? —se inclinó ligeramente hacia adelante, ensanchando su sonrisa—. No pierdes nada por intentarlo —añadió, completamente segura de que la blonda accedería.

Asintió con suma lentitud, indecisa. A decir verdad, su curiosidad era inmensa, pero tratándose de una idea de Mirajane... nada bueno podría salir de aquello.

Mientras tanto, Natsu formulaba preguntas incoherentes a la par que engullía una cantidad considerable de comida.

—Entonces —el mago de hielo y el God Slayer volvieron a adoptar una expresión cargada de terror; ahí iba de nuevo—, si me comiera a Happy... ¿mi piel se volvería azul?

—¿Es así siempre? —el mago de Sabertooth apuntó con su pulgar al Dragneel, que acababa de devorar un enorme trozo de carne.

Gray suspiró con pesadez y asintió con la cabeza, observando con evidente fastidio al Dragon Slayer.

—¡Idiota! —le lanzó su bebida a la cara, provocando la ira del Dragneel—. ¡Deja de comer así o nos quedaremos sin comida!

—¡Dejaré de comer cuando tú te pongas la ropa, maldito exhibicionista! —contraatacó, levantándose de su asiento y simulando remangarse unas mangas imaginarias.

Fullbuster agachó la mirada y pegó una especie de chillido. ¿En qué momento se desprendió de su ropa? Bueno, ya la buscaría. Ahora, debía hacer algo de vital importancia...

—¡Ven aquí, cabeza de ceniza! —saltó encima de la mesa y le propinó una patada en el pómulo, haciendo que se desestabilizara durante un breve segundo.

—¡Princesa del hielo! —se lanzó hacia el nombrado y comenzaron una de sus típicas disputas.

Nanagear sonrió con suavidad al visualizar aquello. A pesar de sus constantes peleas, Fairy Tail era un gremio envidiable. Dejó de observarlos cuando sintió una mano en su hombro.

—Orga —Heartfilia carraspeó con suma delicadeza antes de proseguir—, ven conmigo.

El joven arqueó una de sus cejas al ver a la blonda salir del gremio. Tampoco le dio demasiada importancia y la siguió en silencio; seguramente, le regañaría y gritaría como solía hacer siempre que visitaba el gremio.

Se dirigieron a la parte trasera del edificio, donde había un amplio y precioso jardín con innumerables flores. El God Slayer examinó el lugar, aunque fue incapaz de continuar al notar los brazos de la maga celestial rodeando su cintura. Se mantuvo estático, ¿qué debía hacer? No era fanático de las muestras de afecto, sin embargo, se limitó a estrecharla con fuerza mientras dejaba reposar su mentón sobre la cabeza ajena. No se sentía para nada mal.

—Mira tenía razón —comentó en voz alta, ocultando su rostro en el pecho del contrario.

—¿Qué dices, pequeñaja?

—Tú también me gustas, pedazo de imbécil —le propinó un indoloro golpe en el torso antes de robarle un beso, el cual fue correspondido al instante.

—Tú también me gustas, pedazo de imbécil —le propinó un indoloro golpe en el torso antes de robarle un beso, el cual fue correspondido al instante

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝐎𝐍𝐄-𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 ━━ ; sabertoothDonde viven las historias. Descúbrelo ahora