¿Algún día podrás hablar y hacer lo que realmente quieres hacer o dejarás que la corriente te siga arrastrando?
No serás por siempre joven. ¡Alégrate!
Tampoco serás un imbécil eternamente.
Deberías preocuparte por ti mismo y dejar que el resto se hunda. (Ya lo sé, no es el mejor consejo).
El mundo real no se parece remotamente al escolar. Allá afuera no habrá un examen de recuperación, mucho menos un curso para que enmiendes tus errores. Allá no habrá ensayos ni errores. ¿Estás preparado para eso?
Te contaré un secreto: yo también estoy asustada de todo.
Te diré uno más: confío en ti y habría preferido quedar unida a ti que a otro. Pero ya nada se puede remediar.
Hay tanto que puedes dar. Hay tanto en ti que no muestras. Te entiendo, estás asustado. No obstante, ¿qué planeas hacer? Estamos a un paso del final y nos comportamos como si acabáramos de empezar.
Odio que me hablen de potencial, así que no te haré lo mismo a ti.
Sólo te recordaré que cada persona tiene un talento único que debería explotar al máximo. Tú debes hacer lo mismo por ti. Sé que te esfuerzas, que intentas dar lo mejor de ti, pero también sé que te rindes con facilidad. No lo hagas. No dejes que los demás te intimiden. No dejes que corrompan tu espíritu ni compren tu voluntad.
Yo no soy la persona indicada para decirte de quién debes apartarte y con quién debes juntarte, eso lo decides tú. Pero sí soy la persona indicada para pedirte que luches por tus sueños, para contarte que eres tan valioso como el tesoro más buscado en el mundo. Sé que hay tanto en ti y que nos muestras retazos de lo mucho que guardas.
Espero que cuando decidas liberarlo no sea tarde, que no te arrepientas cuando el tiempo se te venga encima y que no te sientes al fondo de un escenario contemplado la manera en que alguien más toma tu lugar.
Espero, con sinceridad, que cuando algo vaya mal, tengas la capacidad de reaccionar, de dar un paso al frente y actuar con rapidez. Realmente te deseo que no tengas que escuchar las historias de éxito de los demás y seas capaz de contar tus propias anécdotas.
Haz que tu voz sea escuchada, haz que la mirada del mundo sepa de tu existencia. Conviértete en la luz cegadora que hace a las personas entrecerrar los ojos para adaptarse a la nueva realidad.
Los tiempos cambian y las personas deben adaptarse a ellos o hacerse a un lado y sentarse en las filas de un vetusto escenario para contemplar a los demás adueñarse del mundo.
Deja de ser aquello que no existe, pero que puede existir en el futuro y conviértete en aquello que ya es y que en el futuro será una referencia.
Sé tú mismo y no tengas miedo de ti ni de los demás.
Muestra lo que eres y deslumbra con la luz que ocultas bajo tu sudadera monocromática. Apuesto a que tienes la capacidad de formar arcoíris.
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Once cartas de odio y una de amor
ContoA ti que aún estás indemne. A ti que ya estás rota. A ti que tratas de repararte. Te lo repetiré eternamente: "Te quiero..."