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Marc Rizzo, era un joven inteligente, apasionado por el arte, tenía 17 años, y desde los 8 años escuchaba rap, era de tez blanca, cabello castaño, pero con ojos azules, bastante alto, medía alrededor de 1.80m propio de una descendencia italiana, no era fornido, pero tenía sus músculos bastante definidos. Unos labios gruesos a los cuales sus comisuras le daban un tono mucho más sexy, una sonrisa envidiable, además de una personalidad bastante extrovertida y avasallante, desprendía carisma por donde fuese, sin embargo, como todos, tiene una faceta escondida, que no muestra por miedo al qué dirán. 

MARC'S POV

— Año 1996, Estados Unidos.

Un desconocido rapero llamado Eminem hacía lanzamiento de su primer álbum, mientras que, en Miami, Florida, en el hospital Saint Joseph, nacía Josh Robert, hijo de Lucía González de ascendencia argentina, quien trabajaba en bares nocturnos como cantante y Theo Robert, un distinguido político francés asilado en Estados Unidos desde hace 10 años que, al haber sido víctima de persecución en su natal país, se vio obligado a irse. Siendo fruto de una aventura casual, y como era de esperarse en una sociedad machista, él la abandonó desde el embarazo, dejándoles a su suerte. —Tomé una pausa, respiré, miré alrededor y proseguí con la lectura ante la mirada atónita de mis compañeros de clase, quien escuchaban atentos a cada una de las palabras que de mí salían.

—Y así terminó siendo uno de los mejores en su género, con esfuerzo y dedicación. —Concluí él relato, y fue inevitable el aplauso colectivo de los compañeros.

—Excelente, gran historia. —Vitoreaba mi maestra —No sabía que escribías tan bien.—complacido, hice una reverencia con la cabeza, —Tienes talento y mucha imaginación, ¿te gustaría participar en concursos de escritura? —Preguntaba muy entusiasmada la maestra —No lo sé —respondí con una sonrisa nerviosa —Inténtalo, a veces las decisiones espontáneas pueden cambiar tu rumbo —me animaba, aunque era claro que no lo haría, no tengo tiempo para eso, tengo cosas más importantes, —Lo pensaré.— respondí para darle una falsa esperanza, pero cerré el cuaderno al igual que la conversación, y me dirigí al asiento.

Era el segundo día de clase, y después de haber leído una de mis historias frente a mis compañeros de clase, era el tema principal en todos los corredores de la institución en cuestión de segundos, la noticia se había esparcido como humo por toda la escuela, el hecho del por qué no aceptaba participar en el concurso de escritura era la principal incógnita a resolver para ellos, aunque no para mí, la decisión estaba tomada. Les quedaba claro que tenía con qué competir, lo que no estaba claro era por qué no había aceptado hacerlo. 

Sonó el timbre, así que salí volando del salón directo a la cafetería —¡Marc! — Escuché como gritaban desde el interior de uno de los salones mientras pasaba por ahí pensando en qué comería, pero solamente le ignoré y seguí caminando.  

Era hora del almuerzo, así que no pensaba en detenerme hasta llegar a mi destino, me acomodé los audífonos, hundí en el botón play  en el reproductor y dejé la lista en aleatorio para mayor placer, era como una ruleta rusa, la sensación de intriga al no saber qué canción podría reproducirse. 

Al entrar por la puerta, noté que las personas empezaron a murmurar alrededor de mi presencia, me sentía imponente. Fui por una bandeja, escogí lo que comería, y me senté en la mesa donde estaban mis amigos —Tienes en espera a todo un curso —me recriminaba a mi derecha Dylan mientras me golpeaba en el brazo, —No sabía que escribieras, es raro, nunca me lo dijiste. — complementó. Solo me reí    

—Lo hago desde hace mucho tiempo, solo que esta vez quise compartirlo frente a ustedes.—

—Piénsalo bien, sería una buena oportunidad para impulsarte—

RockstarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora