Capítulo 8

5.2K 578 164
                                    

-Ya despierta que te harás tarde –gruñó por enésima vez Iruka.

-¡Déjame dormir tranquilo por dios!

-¡Que te haces tarde!

Enfurecido que el menor no le hiciera caso, sostuvo con fuerza las sábanas y las arranchó lanzándolas al suelo. Cuando Naruto dejó de sentir ese calor tan cómodo que le habían fabricado sus sábanas, empezó a abrir los ojos.

-Joder Iruka, que tengo sueño –murmuró molesto.

-Cuida tu vocabulario muchachito, ya no estás en nuestro nivel –se agachó para poder recoger las sábanas del suelo y las acomodó a un costado- ¿No habías colocado el despertador?

-Puse 7, pero no sirve de mucho.

-¿Y ni siquiera te levantó la luz del sol? –señaló la ventana que se había quedado abierta.

-Acaso me crees una princesita, ¿Quién en su santo juicio se levanta con la estúpida luz del sol? Solo un loco lo haría –frustrado bostezó en grande-. Por eso te tengo, que mejor que un despertador móvil.

-No te vayas acostumbrando o empezaré a mandar a Kakashi.

-Lo haces adrede no –jadeó en su lugar-. Ya ve bajando que me cambio rápido.

De un salto Naruto se tambaleó en el suelo, aún se le notaba con sueño, pero Iruka no lo dejaría hasta mostrarle señal de que estaba despierto.

Cuando ya empezaba a quitarse la parte de arriba del pijama, Iruka lo abandonó. En eso Naruto aprovechó para colocarse rápido la camisa y lanzarse otra vez a la cama.

-Solo son 5 minutos más, nadie se dará cuenta.

Pasaron los minutos y se sentía demasiado bien, cuando su cuerpo ya se había relajado y estaba a punto de dormir la voz de Kakashi lo despertó.

-¡Sinon bas, je vais! –gritó Kakashi en su idioma después de no verlo abajo.

Inmediatamente Naruto se paró de golpe y terminó de cambiarse las últimas prendas que le faltaban, lo que menos quería era que Kakashi suba y lo vea flojeando.

-¡et faible! –respondió mientras peleaba con los pantalones.

Una vez bien colocados, empezó a bajar acomodándose la corbata. Penosamente no sabía, nunca había tenido la necesidad de tener una y pensaba nunca tener que usarla. Pero la escuela se lo exigía.

-¿Quieres ayuda? –Kakashi lo ojeó mientras leía el periódico, no entendía como lo había logrado para enredarse de esa forma.

-Odio las corbatas –lentamente se acercó al peligris y le extendió ambos extremos de la corbata, luego tendría que investigar sobre eso.

-Que hablamos de tu actitud, debes decir dattebayo o ttebayo siempre.

Rechinó los dientes antes de hablan.

-Las corbatas son difíciles ttebayo –sonrió hipócritamente antes de volver como era originalmente- ¿Feliz?

-De esa forma no convences ni a tu abuela –dio una última vuelta a la corbata y lo ajustó-. Listo, ahora no lo estires demasiado o se desamarrará.

-Gracias.

Sentándose en la mesa esperó a que Iruka venga con su desayuno.

-Aún no me han explicado como es el lugar.

Dio un gran sorbo del café cargado que tenía en la mesa, le gustaba mucho sin azúcar, sentir ese amargo sabor en su boca era magnífico. Justo momentos antes de acabar, llega Iruka con un plato lleno de huevo revuelto y otro con panqueques.

-¿Quieres engordarme? –rió mientras se servía un poco de cada cosa.

-Si de esa forma te vuelves más humano, entonces sí.

-Tsk. Pero no haré lo que ustedes quieren si Kakashi no se quita su máscara –señaló el tapabocas que aún tenía puesto el peligris-. Ese fue el trato.

-Kakashi… -gruñó Iruka.

-¿Y si me enfermó? ¿Y si alguien se atreve a estornudar cerca de mí y por no tener mi magnífico tapabocas me contagio?

-¡Kakashi!

-Está bien, está bien; ahora me lo quito.

Y lentamente fue sacando su máscara. Extrañamente tenía otra debajo y otras 5 más debajo de esa. La cara de confusión de su familia era épica.

-Más vale prevenir que lamentar –se excusó.

-Como sea, solo quiero saber cómo es la institución.

Kakashi sacó su mapa, el que había venido dentro del folder, y lo estiró en la mesa. Detallaba claramente las aulas y los pisos que tenía, era un edificio de 4 siendo cada piso para una especialidad en específico.

-En el primer piso solo está la biblioteca, la sala de maestros y la cafetería –señaló-, como pasas a segundo tendrán la oportunidad de llevarte libros de la biblioteca.

-¿Por qué no es todo mesclado?

-¿A qué te refieres?

-Están separando las materias por piso.

-Para que los alumnos no se confundan –contestó-. En cada puerta detallan la materia, dudo que termines confundiéndote. Recuerda, yo siempre me encontraré en esta sala –indicó la aula que decía francés- e Iruka en esta –paralelamente las otra decían alemán-. En tu folder se encuentra tu horario –comentó al final.

Naruto sacó su horario del folder y junto con el cayó un papelito.

-¿Qué es esto?

-Tu clave. Recuerda que cada uno tiene un casillero.

-¿Y cómo sabré cual es el mío?

-Acaso no vez el gran número que se encuentra arriba, eres el casillero 222.

-¿En el primer piso?

-Todos los casilleros se encuentran ahí –terminaron por tomar el desayuno y empacaron sus cosas-. Espero que hayas entendido algo.

-Ni que fuera tonto –chistó la lengua.

Cada uno se colocó sus zapatos y se dirigieron a sus motos, aguinaldos, para poder montarse e ir a la escuela.

-¿No es raro que tenga moto siendo menor de edad?

-Decías lo mismo con que Jiraiya fuera director y lo es –touche-. Con tal que no te pesquen estamos bien.

-Y recuerda, tu personalidad –ordenó Iruka antes de encender el motor.

-Okay ttebayo.

Los tres tomaron rumbo a la escuela, cada vez con un Naruto más molesto e incómodo de pasar todo su año rodeado de gente inepta. Él ya sabía todo, no tenía por qué volver a tomar esos cursos, sería una pérdida de tiempo. Lo que le motivaba a continuar era el saber que en casa le esperaba su salón de entrenamiento

¿Qué mejor que en un día malo practicar tus tácticas asesinas?

Con su motivación un poco más deslumbrante aceleró la velocidad hasta alcanzar a Kakashi, solo eran 8 horas, que cosas malas podrían suceder hasta entonces.

Buscado por amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora