Durante los siguientes tres meses, Camila había perdido la cuenta de cuántos libros había leído y cuántos otros había releído por los detalles para Arturo. La primera vez que tomó el libro que su nuevo amigo le había dado lo hizo con cierto recelo, pero al leer las primeras tres páginas que a él lo cansaron, ella se sintió atraída en una vorágine de misterio e intriga que la atrapó por completo. Jamás había escuchado de ese autor y ciertamente se sentía frustrada por ello. No tardó más de tres días en terminarlo. Luego de hacer el resumen para Arturo y entregárselo para luego recibir su paga miró con otros ojos los libros de autores desconocidos que leía aquella misteriosa chica, llegó un punto en el que esperaba ansiosa que Arturo le comentara acerca de algún otro libro que ella estaba leyendo para poder dedicarse a lo mismo.
Mientras leía aquellas novelas, algunas de misterio, otras de fantasía y algunas de terror, Camila se descubrió a sí misma preguntándose cómo sería la chica que leía aquellos fantásticos libros, ¿cómo había conocido a estos autores, alguien se los había recomendado o tal vez buscando en internet, quizás entrando en una librería? No podía contestar esas preguntas, pero su curiosidad la consumía en ciertos momentos de su lectura.
Arturo estaba agradecido con ella y le contaba lo bien que habían comenzado a llevarse ahora que podían hablar de los gustos de ella y él podía ser partícipe activo de la conversación. Podía ver sus sonrisas de emoción al poder contestarle sobre aquel tópico que a él no le llamaba en lo más mínimo.
"¿Cuanto dinero te ha dado mi hermano hasta ahora...?".Decía el mensaje de Emilia por whatsapp. Los exámenes las habían absorbido otra vez y no podían verse pero seguían en contacto vía mensajes. Camila estaba tirada en su cama con un libro entre sus manos que apoyaba sobre sus pechos a medida que el teléfono sonaba con mensajes.
"Creo que ya hice como cuatro mil pesos... tu hermano tiene dinero para tirar para arriba.".
El siguiente mensaje no tardó en llegar.
"¿Estás leyendo otro libro de ella?" .
"Sí."
"¿Te gusta?".
"Sí, son muy interesantes los libros que lee."
El siguiente mensaje nunca llegó, no era la respuesta que su amiga estaba buscando al hacerle esa pregunta. Pero Camila no era de aquellas personas que podía decir abiertamente que alguien le gustaba. En realidad a Camila nunca le había gustado nadie, salvando por aquellos objetos llenos de palabras entrelazadas que le contaban una historia, jamás había demostrado genuino interés por alguna persona en particular, pero sí por los libros que ellos leían.
Al ver que no iba a recibir ninguna respuesta más, dejó el celular a un costado y continuó con su interesante lectura, esta vez era una novela romántica. No era uno de sus géneros favoritos ni mucho menos, pero ésta en particular era diferente a lo que ella estaba acostumbrada a leer. El romance tomaba un tinte mucho más maduro y realista. Sin toques de fantasía donde los personajes fueran terriblemente melosos.
Un par de horas más tarde había terminado el libro, se quedó pensando en los protagonistas y en su relación a distancia. Y pensaba en la chica anónima que leía todos esos libros que resultaron gustarle tanto y se preguntaba si, de alguna manera, ellas dos no tenían una relación de amistad a pesar de no conocerse.
Se juntó con Arturo al día siguiente para contarle sobre el libro y darle recomendaciones sobre los puntos más interesantes del mismo mientras tomaba su tan amado capuchino. Arturo disfrutaba escuchar a Camila hablar sobre los libros que le gustaban a su novia, no entendía por qué, pero contados por ella parecían entretenidos. Tanto que, solo durante ese momento, le nacía una pequeña curiosidad que al terminar con la conversación moría como una polilla en un foco.
—Gracias, Cami...— dijo extendiendo el sobre blanco que siempre usaba para entregarle el dinero esta vez contenía seiscientos pesos.
Ella lo tomó y lo guardó sin revisar si estaba el dinero que habían acordado. Desde hacía varios encuentros atrás que Camila no revisaba si la suma de dinero era correcta o no.
—¿Te podría pedir otro favor?
Luego de guardar el sobre en su mochila lo miró y esperó que hablara.
—Dentro de dos semanas es el cumpleaños de Julieta...—. Otra vez, continúo antes de que Camila pudiera preguntar algo—. Julieta es el nombre de mi novia...
Camila solo hizo un ademán con su boca al recibir la explicación. En su pecho algo vibró al escuchar por primera vez el nombre de aquella chica anónima.
—¿Puedes comprarle un regalo por mí? Te pagaré por el regalo y por el tiempo que vayas a perder. La verdad que no tengo la menor idea de que regalarle... no la conozco tan bien, sé que le gustan los libros pero tengo miedo de quedar como un idiota.
"Ya lo eres" fue lo que pensó Camila al escucharlo hablar, sentía ganas de golpearlo por ser tan inútil y no servir ni para poder seleccionar un simple regalo de cumpleaños. Era obvio lo que podría llegar a gustarle a ella pero Arturo era tan tonto que aunque lo tuviera enfrente de su cara jamás lo notaría. Cómo había sido posible que este idiota había logrado que una chica como Julieta gustara de él era un misterio para ella. Sin embargo aceptó comprarle un regalo.
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Entre las páginas de un libro
RomantizmEncuéntrame entre esas páginas que compartimos.