Capítulo 60

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Kyoko de pronto había sido trasladada con sus amigos a otra mansión, que según lo que entendió era del mejor amigo de Cedric, donde también había una fiesta todavía más exclusiva que la anterior. Donde la llevaron a un cuarto con las chicas y les dieron vestidos de gala de marcas que prefirió no averiguar porque podrían ser demasiado para sus comunes ojos. 

La verdad tenía que admitir que estaba algo deslumbrada, pero al mismo tiempo tenía una extraña sensación. Además, aunque ese joven que parecía realmente un príncipe sacado de sus fantasías, o incluso más divino todavía si es que eso era posible, no podía evitar sentirse algo incómoda. 

No encontraba el motivo, simplemente era así. 

Por otro lado tenía que sonreír, no quería ser grosera o al menos no serlo más de lo que ya fue por no haber podido ocultar su expresión de decepción al notar que él no era Kuon, porque por un instante, antes de que hablara, por su altura y estructura ósea, creyó que era él. Aunque algo más preciso sería decir que quería que fuese él. 

Odiaba extrañarlo cada vez más.

Jamás se había sentido así.

— ¿Me concedería esta pieza? —le sonrió Cedric.

Solo entonces, pues estaba perdida en sus pensamientos mientras tomaba una limonada rosa, se dio cuenta de que extrañamente la música había cambiado a una más lenta y algo sensual. Luego de mirar confundida al DJ por ese cambio abrupto de estilo música y notar que este les miraba expectante, volvió su vista hacia quien tenía al frente. Cedric, ahí estaba extendiéndole la mano con un porte solemne. Esto le causó una sonrisa cándida, por el recuerdo de Corn haciendo el mismo gesto cuando bailaron ese "ritmo caliente" en ese restaurante latino en Guam. Mientras que por un instante la mirada de Cedric reflejó una satisfacción siniestra, y ese instante fue suficiente para que Kellan empiece a planear cómo sacar a Kyoko de esto. Él sabía, siempre supo, por más limpio que todo el mundo creyera que estaba "el príncipe" de Hollywood, que él era el hijo del demonio encarnado. Solo ese instante bastó para entenderlo, así como también comprender, luego de pensarlo mejor, que era mejor tener cuidado y no dar un paso en falso... Porque el motivo por el que nadie, nadie, ni siquiera un alma, esparciera algún rumor sobre sus oscuros secretos solo podía significar que era muy bueno callando gente; y no quería conocer sus métodos de primera mano. 

— De acuerdo —Kyoko le respondió con una ligera sonrisa, algo indecisa, más que nada porque consideró usar alguna excusa para irse de ahí sin ser grosera. 

Cedric con mucha caballerosidad la llevó al centro de la pista de baile. Los amigos de él sonreían de una forma extraña y se susurraban entre ellos, mientras que los acompañantes de Kyoko, sus amigos y a la vez su seguridad, aunque también sonreían y parecían divertirse, se miraban entre ellos de forma significativa. Kellan, por su lado, no sonreía, y miraba a Kyoko con seriedad y preocupación mientras tomaba. Kyoko le lanzaba miradas apaciguadoras, ya que sabía que él estaba esperando una mínima señal para sacarla de ahí, pues él era el que más rápido notó su incomodidad y el que menos temía del grupo ofender a Cedric D. Bennett. Kyoko no quería causar problemas ni ser grosera, por eso es que aceptó unirse a Cedric y a sus amigos aunque en realidad no se sentía tan a gusto, convenciendo, con las justas, mediante miradas furtivas a Kellan para que no diga nada imprudente.

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