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El sol continúa moviéndose hacia el horizonte y los minutos siguen pasando; es de tarde, con el cielo pintado de matices rosados y naranjas, siendo adornado también por nubes en ciertas partes.
Rindou mueve su pierna de arriba hacia abajo, ansioso, porque Souya le avisó que quería verlo y Rindou por supuesto que esperaría por él.
Apoya la cadera contra el poste del farol que adorna el parque en el que acordaron verse y continúa moviendo los ojos por todos lados. Trata de distraerse con algo porque que Souya no aparezca lo está impacientando de verdad.
Un jadeo de emoción escapa desde lo profundo de su pecho cuando finalmente logra ver la familiar melena de Souya acercarse cada vez más a su casa.
Una electricidad (que toma también por emoción) le recorre y siente a su lobo mover la cola con euforia y felicidad.
No espera más y corre deprisa hacia su omega para toparlo.
Su sonrisa es enorme. Tan grande y deslumbrante desde que lo divisó a una calle de distancia, y tan grande y deslumbrante aún ahora, cuando puede ver que Souya no está solo.
Por supuesto que sus músculos se tensan y un gruñido crece en su pecho cuando ve a Nahoya junto a él, pero continúa sonriendo porque, diablos, es Souya.
— ¡Sou-chan! —grita Rindou cuando se ve cerca y de inmediato lo abraza.
Lo abraza tan fuerte porque lo extrañó tanto, y no importa si apenas fueron un par de días, Rindou va a extrañar a su omega de la misma forma incluso si solo pasan un par de horas.
— ¡Rin-chan! —Souya ríe suavemente, pasando sus brazos alrededor de la cintura de Rindou, y comienzan ambos a soltar feromonas de felicidad.
El olor a dulce de cereza de Souya se mezcla con el olor a sándalo de Rindou; y es tan fuerte que Nahoya comienza a sentir el aire espeso.
— ¡Ya, paren! voy a oler a ustedes —se queja el alfa de cabellos naranjas.
Rindou levanta por un instante la mirada y le gruñe a Nahoya, pero de inmediato se olvida de él y vuelve a centrar su atención en su omega.
— Te extrañé. —Dice Rindou mientras acuna el rostro de Souya entre sus manos.
Le da un pequeño beso en sus labios y después acerca su nariz hasta juntarla con la ajena, y mueve ligeramente su cabeza de lado a lado para darle un besito esquimal.
Souya cierra los ojos y suelta una risita, disfrutando el momento y de pronto avergonzándose porque Nahoya sigue ahí y sabe que no se atreve a interrumpir.
— Yo a ti, Rindou. —Responde el omega.
Rindou no puede resistirse al instinto de su lobo y baja hacia el cuello de Souya, olfateando con emoción hasta llegar a la marca que da fe de su lazo, donde lame un par de veces antes de dejar un último besito.
Souya deja salir un suave sonido, como un ronroneo, de gusto ante el húmedo tacto y mueve su cabeza hacia un lado.
Cuando Rindou se separa, finalmente vuelve a prestarle atención al otro alfa, quien está viéndolos con una mano en la cintura y la otra cubriéndose la nariz para tratar de evitar que todo el olor a felicidad y amor se le termine quedando en los pulmones.
— ¿Terminaron? —pregunta con un poco de burla.
— Regrésate a tu casa, anda. —Contesta Rindou.
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schatz 🎴 [ tokyo revengers ]
Fanfictionescritos cortitos donde todo es amor y color de rosa porque sigo sanando; → [ t o k y o r e v e n g e r s ] → [ o m e g a v e r s e a u ] → [ B L ]