Confesión

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Día 15 9:30 hrs.

Kenma no había dormido en toda la noche, Kuroo tampoco, la verdad ellos dos eran como hermanos, por lo que Kuroo estaba tan preocupado como Kenma.
Conversaron toda la noche, pensando en como le dirían a los padres de Kenma y como reaccionarian los padres de Kuroo, ya que, Kenma era un hijo más para ellos.

Eran las 9:30 de la mañana, los chicos estaban tomando desayuno, ya que a las 10 llegarían los padres de Kenma a casa y los debían recibir, quedaban 30 minutos para que empezara la tortuosa confesión de Kenma.

-Kuroo~ creo que moriré-. Decía el menor mientras revolvía sus cereales sin intención de comerlos.

-Ya dejemos de pensar en eso! No te quedará de otra, si no se los dices hoy, se darán cuenta en un par de meses cuando a Rei le crezca la panza-. El pelinegro se rascaba la nuca algo estresado.

Kenma se sintió algo nervioso al pensar en la chica con un vientre redondo, él sabía que estaba esperando un bebe, pero realmente no ha pensado en la inmensa cantidad de circunstancias implicará.
-¿Me tendré que ir a vivir con ella?¿Como se supone que creímos un hijo, donde lo haremos?-. Kenma estaba lleno de dudas y lamentos.

-No es tan raro que vivan con sus padres, yo viví casi toda mi infancia en casa de mis abuelos paternos, no fue para nada extraño-. Dijo Kuroo.

Luego de decir eso hubo un silencio, Kenma seguía sobrepensando las cosas, por lo que Kuroo decidió desviar el tema para distraerlo un poco.

-Kenma... Entonces ¿estás enamorado de Rei?-. Lo emboscó con una pregunta incomoda.

-¡¿e-ehhh?! A que viene eso!- Kenma se tornó de un rojo vivo de inmediato.

-Ya responde ¿me diras que no?-. Kuroo seguía burlandose con la mirada.

-Bueno... Si me gusta, me hace sentir muchas cosas que jamás habia sentido, y es verdad que me nunca nada había hecho que mis hormonas sobresaltasen tanto, es incluso molestoso-. El chico hizo una pausa mientras tenia una leve sonrisa en el rostro.

-Mmmh ya veo ¿no lo han vuelto a hacer después de la primera ves?-. El mayor seguía con sus preguntas incomodas.

-No, ni siquiera me creo capaz de volver a hacerlo, realmente no se como pudo haber pasado-. Kenma decía incrédulo.

Kuroo rió. -Vaaya~, dejame decirte una cosa-. El mayor se levantó de la mesa y se puso detras del menor, sujetandolo por los hombros para susurrarle algo. -En cuanto vuelvas a tenerla tan cerca como cuando dormían juntos... tu cuerpo te pedirá hacerla gritar-.

Kenma sintió como su cuerpo se erizó por completo, sintió algo parecido al miedo, él ya se había sentido asi una ves, "¿porqué me sucederá eso?" era lo unico que lograba pensar.

Kuroo se burlo un poco y exclamó -Ahh~ ya pasó la hora! Espero te vaya bien con tus padres, vayamos a recibirlos-. Terminó de decir con una sonrrisa zorra, dandole una palmada en la espalda al menor.

A Kenma se le aceleró el corazón, sabía que esto sería incomodo a toda costa.
Ambos chicos salieron de la casa para esperar el auto de los padres de Kenma que pocos minutos despues llegó. Ambos padres se bajaron a abrazar a los chicos, hacía mas de dos semanas que no se veían por lo que los habían extrañado bastante. Entraron los cuatro a la casa del menor, acomodaron sus bolsos y la madre preguntó.

-¿Que querrán almorzar hoy?-. Con una dulce sonrisa en la cara -Como acabamos de llegar deberíamos comer algo rico ¿no creen?-.

Me enamoré de una chica extrovertida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora