𝕮𝐥𝐨𝐮𝐝

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AND THIS WAS THE REASON THAT, LONG AGO, IN THIS KINGDOM BY THE SEA, A WIND BLEW OUT OF A CLOUD, CHILLING MY BEAUTIFUL JAMIE LEE; SO THAT HIS HIGH-BORN KINSMEN CAME AND BORE HIM AWAY FROM ME, TO SHUT HIM UP IN A SEPULCHRE IN THIS KINGDOM BY THE SEA...

Bajo la guía de Kol, Jamie-Lee Kyeong y Astrid Malchance dominaron rápidamente una forma árabe de magia negra que el mayor aprendió en las orillas del Mar Rojo.

Kemiya, lo llamó.

Similar a la alquimia, Kemiya es magia quimera que permite a una bruja cambiar la base elemental de un objeto.

— Es la intersección entre la ciencia y el espíritu, queridos. Con la química adecuada, podrías hacer realidad tus sueños más locos. — Dijo Kol, con los ojos llenos de envidiosa fascinación mientras Jamie-Lee y Astrid maldecían otra arma, usando un impecable diamante paragon para enfocar sus poderes.

Las brujas jadearon mientras completaban el Objeto Oscuro, dejándolo caer sobre la mesa mientras la electricidad corría por sus venas.

— Una estrella que puede hacer mil cortes con un solo lanzamiento. — Kol sonrió y recogió La Estrella Del Diablo. — Aquellos traidores que se atrevan a trabajar con el idiota tiránico de mi hermano, no tendrían la oportunidad de decir una palabra de sus patéticos hechizos.

— Cada arma que fabricamos es más perturbadora que la anterior. — Se quejó Astrid mientras Kol agarraba a Jamie-Lee por las caderas, abrazándolo contra su pecho. — Tenemos suficiente, es hora de hacer nuestro movimiento.

— ¿No te cansas de ser una aguafiestas, Astrid? — Interrogó el único vampiro en la habitación, besando el cuello de su amado. — No tenemos que usarlos a todos. Lo más importante es mostrarles a las brujas de Klaus que somos más poderoso de lo que jamás imaginaron, asustarlos para que se retiren.

»» Y eso asustará a Klaus de la misma manera que él me asustó a mí durante siglos. Toda mi vida inmortal mi hermano me ha controlado, décadas robadas todo por la constante amenaza de una daga en el corazón.

Jamie-Lee frunció el ceño cuando Kol lo hizo girar, en un intento de baile.

Separándose de él, caminó hasta un escritorio lleno de objetos malditos: un brazalete para forzar la obediencia, un rosario para volver locos a los hombres y grilletes para detener el poder de una bruja.

Jamie-Lee tomó una daga de plata y besó la palma de Kol antes de dársela.

— Pero ya no, mi amor. — Jamie-Lee sonrió mientras Kol miraba la daga con repugnante confusión. — Una Daga de Roble Blanco, si se transmuta con éxito en oro, podría tener el mismo efecto en Niklaus que en ti.

Kol levantó la cabeza de golpe, entrecerró los ojos oscuros mientras miraba a Amie-Lee con desconfianza. — ¿Que acabas de decir?

— No puedo replicar el hechizo original, pero encontré una... fisura en el hechizo de la daga. — Jamie-Lee sonrió nerviosamente cuando Kol se puso de pie y lo tomó con fuerza por el antebrazo. — Debido a su gen de hombre lobo, si lo perfora una daga dorada, Niklaus podría ser neutralizado.

Jamie-Lee intentó mantener los latidos de su corazón lo más calmados posible, sabiendo que Kol estaría tratando de ver si él era un fraude o no.

Lentamente, una sonrisa comenzó a florecer en el rostro de Kol, sus ojos se volvieron distantes mientras pensaba.

— Una daga destinada a ser utilizada solo en Niklaus y Niklaus solo. — Dijo Kol, maravillado, riendo mientras comenzaba a bailar lentamente con el warlock. — Mi querido Jamie-Lee, ¿qué es necesario para lograr esto?

El nombrado rió ligeramente cuando Kol lo bajó al suelo. — Para un arma con tanto poder, un diamante paragón sería la necesidad.

— Empieza a prepararte, amor. — Kol sonrió con deleite, dándole al menor un beso tan dulce que este pensó que todo le sabría amargo para siempre. — Mataré a quien sea necesario por el diamante.

— Tu maldad no tiene fin, Kol Mikaelson. — Jamie-Lee no pudo evitar sonreír.

— Y a pesar de eso, estás enamorado de mí. — Murmuró Kol contra sus labios, sus ojos brillando con picardía.

Él asintió. — Te amo porque he sido testigo de tu felicidad y, a pesar de la furia, que ha manchado tu alma, he visto tu sonrisa y sé que hay tanto bien en ti, que pone celoso a Dios mismo.

Kol inclinó la cabeza hacia un lado, estudiando la mirada devota que pintaba los ojos negros de su brujo predilecto.

— Mi más divino cariño, no estoy enamorado de ti ni creo en el amor mismo. — Susurró Kol en el oído de Jamie-Lee, consciente de los ojos de Astrid. — Pero si se demuestra que estoy equivocado y el amor sí existe, no hay nadie a quien amaría más que a ti.

Jamie-Lee trató de no ignorar la decepción que sintió cuando Kol lo soltó, pero fue bastante imposible hacerlo cuando el Original se alejó sin una segunda mirada. Pero la persistente sensación de sus labios sobre los de él fue suficiente para Jamie-Lee, suficiente para confiar en Kol, a pesar de su reputación de ser un engañoso tramposo.

— Está bien. — Pensó el practicante de las artes místicas. — no te dejaré nunca, Kol, aunque siempre me estás dejando.

Al final, el chico pagaría caro por confiar en un Mikaelson.

𝐃𝐀𝐑𝐊 𝐏𝐀𝐑𝐀𝐃𝐈𝐒𝐄; 𝐭𝐡𝐞 𝐨𝐫𝐢𝐠𝐢𝐧𝐚𝐥𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora