Capítulo 11: Ballet

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Mis pesadillas han disminuido

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Mis pesadillas han disminuido. Ahora tengo una o dos a la semana, lo que considero un enorme progreso.

Sigo teniendo ese vacío en mi pecho. Uno que sé que jamás podré llenar. No es como cuando pierdes algo y lo reemplazas. No. Una madre no es una pieza reemplazable. Es alguien esencial en tu vida, la persona que más te amará y la que sería capaz de dar su vida con tal de protegerte.

Yo quise hacer eso. Pero no podíamos cambiar de lugar.

También sé que no todas las mamás son iguales, pero también sé que, desde sus ojos, ellas ven que hacen lo correcto. Aunque sea percibido diferente y hasta erróneo, es correcto para ellas. Quiero pensar que es así. Necesito creer que hay mamás buenas con pensamientos equivocados sobre la educación de sus hijos. Sería una desilusión saber que lastiman a coincidencia.

El mundo necesita personas buenas, personas que amen y perdonen.

A veces creo que la bondad está infravalorada.

Termino de cepillar mi cabello y hago una coleta alta, acomodando mi flequillo. Tomo la mochila que está sobre mi cama y salgo de la habitación.

♡♡♡

Summer fue la primera persona que vi apenas puse un pie en la escuela. Seguía emocionada por la pijamada de hace dos noches y quería repetirla. Esta vez le pediré permiso a papá, pero estoy cien por ciento segura que aceptará. En cambio, Summer, está en malos términos con sus padres. Se niega a hablar con ellos ¡y hasta se hizo un tatuaje!

Bueno, no es de verdad. La rubia vio un vídeo donde una chica se dibujaba tatuajes con marcadores y podías borrarlos con agua. Pero vamos, su intento de ir contracorriente es admirable. Se ofreció a hacerme uno, pero me negué.

Estábamos charlando afuera del salón, esperando a que la clase iniciara cuando unas voces llamaron mi atención. Volteé y la misma chica, la que me amenazó, venía riendo por el pasillo junto a sus otras dos amigas. Me dio una mirada despectiva al pasar a mi lado.

—La odio —murmuró la rubia.

—¿Por qué? —Le pregunto con el ceño fruncido. La chica no encabeza la lista de ángeles favoritos de Dios, pero ¿cuál es su razón para odiarla?

Summer me mira entre confundida y molesta.

—¿Acaso no sabes quién es?

Niego con la cabeza.

—Es Mandy Callaghan. Una de las exnovias de Reese.

Define «exnovia».

—¿Qué?

Ahora todo tiene sentido. Quiere que me aleje de él porque fue su exnovio y de seguro todavía le gusta. Vaya suerte la mía.

Mi último deseo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora