fünf

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La gente, por ahí, dice que una cama es el mejor lugar para una pareja.

Y no en el sentido sexual, sino refiriéndose a que es un lugar en el que se está a gusto y, ocasionalmente, las conversaciones confidenciales surgen.

Es un lugar en el que una pareja, según dicen, puede abrirse con total confianza.

Y Chifuyu no sabe cómo funciona; ni siquiera creía que hubiese un poco de razón en esas habladurías, pero aquí se encuentra, justo ahora. Frente a frente con Takemichi, ambos recostados en la cama a gusto y cariñosos, diciéndose cosas que quizá en otras circunstancias no se habrían dicho.

Chifuyu mira hacia el techo de la habitación, volteando de vez en cuando la mirada hacia el alfa rubio que le habla sobre sus incertidumbres y dilemas cotidianos.

Escucha con atención las palabras de Takemichi, dejándole saber que está atento con pequeños sonidos o asentimientos de cabeza.

Y sabiendo él mismo que no hace falta que le de consejos o diga algo, porque es suficiente para el alfa con poder desahogarse y tener a alguien ahí que lo escuche.

Finalmente, Takemichi termina de hablar sobre los problemas que representa ser el nuevo capitán de la primera división y deja salir un largo suspiro.

Mira directamente el perfil del omega a su lado; sus pestañas largas se mueven junto con sus ojos, que pasan desde el desalineado cabello hasta los labios rosas ajenos.

Chifuyu voltea el rostro, con curiosidad de saber por qué el alfa no continúa hablando, y se encuentra con los ojos azules que brillan con intensidad aún a pesar de la poca iluminación del cuarto.

Por un momento, la profunda mirada de Takemichi le hace acelerar el corazón y siente la sangre bombear con fuerza por su cuerpo, llegando y agolpándose en su rostro.

Los finos labios del alfa se curvean en una sonrisa al apreciar el sonrojo del omega.

Lleva su mano derecha hacia uno de los mofletes colorados de Chifuyu y acaricia con suavidad la piel; entonces baja la mano hasta la del omega, tomando esta con delicadeza y entrelazando los dedos.

Junto con la acción, Takemichi aprovecha para acercarse más al cuerpo de Chifuyu, quien, sin moverse, observa con atención los movimientos del alfa.

Y cuando Takemichi deja de moverse, la distancia entre él y Chifuyu es casi nula. Los ojos azules mantienen el brillo de adoración que siempre aparece cuando Chifuyu está cerca.

— Pero, ¿sabes la peor parte? —La respiración de ambos se mezcla con la cercanía y no hace falta alzar mucho la voz, porque es como si el alfa quisiera confesar un secreto íntimo que solo Chifuyu necesita saber (y así es). Recibe un movimiento de negación con la cabeza y Takemichi continúa:— que te extraño incluso si estamos en la misma división, Chifuyu; extraño tener momentos así contigo.

Chifuyu sonríe, soltando un corto suspiro por la nariz.

— Y yo a ti, Takemichi.

Entonces, el omega aprieta su frente con la del alfa y siente el brazo ajeno abrazarle por la cintura.

El aire se llena de la esencia de ambos, y Chifuyu se anima a dejar un par de besos en las mejillas ligeramente sonrojadas de Takemichi, diciéndole con este gesto que no solo lo extraña, sino que también lo ama y no importa qué tan ajetreado sea el día, al final Chifuyu estará ahí para el alfa; para escucharlo y tenerlo entre sus brazos.

schatz 🎴 [ tokyo revengers ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora