Inquebrantable

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La castaña se encontraba delante de la puerta del pelinegro algo inquieta

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La castaña se encontraba delante de la puerta del pelinegro algo inquieta. Tras su pelea contra aquel chico musculoso, Aoi Todo, el chico se había ido a su habitación para acabar de curarse las heridas provocadas durante la pelea.

Kugisaki no sabía muy bien si entrar. Tenía que admitir que se había preocupado por él, después de todo eran compañeros, pero su orgullo no le permitiría picar aquella puerta y entrar para ver cómo estaba.

—Vamos, Nobara—se dijo más bien para ella misma. A la vez que movía su pie izquierdo con nerviosismo.

Pasaron unos cinco minutos y seguía sin ser capaz de entrar, hasta que finalmente la puerta se abrió dejando ver al chico. La de ojos marrones le miró alarmada y pensó en salir corriendo, pero aquella acción habría resultado todavía más sospechosa.

Fushiguro la observó antes de pronunciar su nombre. Lo contrario que él, ella parecía estar bien o no parecía tener heridas notables, eso le alegraba.

—¿Kugisaki?

El de ojos azules tenía varios vendajes en su cabeza y aún tenía varios rasguños visibles a la vista, pero no era de extrañar, Todo le había dado unos buenos golpes.

—Eh...—la chica intentó recomponerse mientras desviaba la mirada—Hola.

El pelinegro la miró algo confundido, mientras en su mano derecha sujetaba alguna vendas manchadas de sangre algo reseca.

—¿Necesitas algo?

—He venido a ver qué tal estabas.

Cuando lo soltó, la más baja sintió como si se hubiera liberado un gran peso de encima de su cuerpo.

Megumi se sorprendió. Era consciente de que ambos habían estado pasando tiempo juntos últimamente, ya que eran compañeros, pero no pensó que iría a verle.

—Oh.

—Ya que Itadori no está y Satoru está fuera, alguien tenía que venir a verte...—comenzó a explicar para volver a mirarle. Aún le dolía la "muerte" del primer joven, pero prefería no hablar del tema—Deberías darme las gracias por preocuparme.

El chico ladeó la cabeza y retrocedió unos pasos para que la chica pasara dentro de su habitación y así hizo.

—Pues gracias, supongo.

Su habitación estaba sumamente ordenada, no parecía nada fuera de lugar a pesar de un par de fotografías enmarcadas y algunos libros históricos desconocidos para ella.

—Así que...¿Chicas con una actitud inquebrantable, eh?

Nobara decidió cortar el silencio con una sonrisa burlona.

—Cállate—susurró avergonzado Megumi.

Pero así era. A él le gustaban las chicas inquebrantables. Chicas luchadoras que no se rindieran ni se derrumbaran ante nada, qué pudieran seguir adelante a pesar de cualquier circunstancia y que siempre fueran fieles a ellas mismas.

Inquebrantable | FushiNobaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora