Capitulo 3: Estaré vigilando

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–¿Así que has estado luchando contra los caminantes sólo con esa ballesta?

Glenn no había dejado de hacer preguntas todo el trayecto de vuelta al campamento. Ni siquiera cuando pararon a recoger la moto de Daryl. Mientras la enganchaban dentro de la camioneta para que estuviera estable, el chico no había parado de preguntarle por ella.

–Es una moto como cualquier otra. Y ni siquiera es mía, es de mi hermano Merle –consiguió responderle tras la cuarta pregunta.

Glenn pareció hacer oídos sordos a su comentario –Hubiera sido el repartidor mas guay de la pizzería con una moto así. Y seguro que hubiera vuelto locas a las chicas

Cuando pensaba que iba a tener cinco minutos de paz y tranquilidad ya sentados en la camioneta fue cuando el muchacho se fijó en la ballesta y de nuevo vino el torrente de preguntas.

–Tengo también un cuchillo pequeño de caza y una pistola para emergencias pero si, suelo usar la ballesta

–Y que paso, ¿te la encontraste por ahí y decidiste ser un arquero en el apocalipsis o qué? Porque no creo que a nadie se le haya ocurrido algo tan increíble.

Daryl suspiró. Sabía que Glenn le preguntaba con la mejor de las intenciones pero estaba terriblemente agotado y sólo quería encontrar un sitio apartado en el campamento, comer algo y dormir un par de horas.

–Tengo la ballesta desde siempre. La uso para cazar.

Glenn abrió los ojos como platos. T-Dog, que iba en el asiento del copiloto también se giró al escuchar las palabras de Daryl.

–¿No me jodas que sabes cómo cazar?

Daryl asintió como si fuera lo más normal del mundo.

T-Dog soltó una sonora carcajada –Amigo, déjame decirte algo. En cuanto lleguemos al campamento y la gente se entere de que eres capaz de cazar, te van a tratar como a un rey. Nos morimos por algo de carne que llevarnos al estomago tío. Estamos hartos de las latas de conservas y de lo que pueden pescar Andrea y Amy.

Daryl se quedó pensativo. La zona por la que se dirigían cruzaba un denso bosque. Sin duda habría animales para cazar. No sería mala idea si...

El hombre sacudió la cabeza. Si era el único del grupo que sabía cazar, tratarían de convencerle por todos los medios posibles de que se quedara con ellos. No. Su estancia debía ser lo más breve posible para poder proseguir con la búsqueda. Cuando estuvo a punto de contestar a T-Dog, Rick se le adelantó.

–Ya casi hemos llegado –anuncio el Sheriff aminorando la marcha y desviándose por un pequeño sendero cuesta arriba.

Menos de cinco minutos después se detuvieron en una pequeña loma a la salida de una cantera. Antes de dirigirse a la parte de atrás de la camioneta para sacar su moto, Daryl echó un rápido vistazo al campamento que habían montado. Al ser el primero que veía desde que empezó todo aquello, no tenía con qué compararlo pero sinceramente aquella gente no se lo había montado nada mal.

Una hilera de coches cerraba cada salida del lugar, como medio de defensa. En el extremo que daba al borde del asentamiento y tenía vistas a la carretera por donde habían venido, se erigía una autocaravana.

Un tipo de unos sesenta años estaba sentado en una silla en el techo del vehículo, sujetando unos primaticos con una mano y un rifle en la otra. Al ver a Rick y al resto del grupo les saludo efusivamente.

–¿Cómo ha ido todo por aquí Dale? –preguntó Rick devolviéndole el saludo.

El hombre se encogió de hombros y sonrió abiertamente –Sin novedad en el frente, agente.

Este camino que recorremos juntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora