24. Pensando como un monarca.

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Catherine se ha ido. Ya llevo puesta mi bata de dormir, tome un baño con su ayuda y ahora estoy frente al tocador esperando por Vincent, el cual no sé donde está.

Normalmente llega más temprano.

Termino de peinar mi cabello y me pongo de pie para buscar dejar mi rosario en uno de los cajones.

Momento en cual la puerta se abre dejándome ver a mi esposo.

-¿Donde estabas?- pregunto ofreciéndole una sonrisa.

-En el jardín, solo quería pensar- me devuelve la sonrisa y se acerca para abrazarme.

Su manos van rodeando mi cadera mientras que yo rodeo su cuerpo con mis brazos a la altura de sus costillas. Me apega a él y tengo que alejarme un poco para poder verlo a la cara.

-¿Qué tienes?- pregunta- Te ves más feliz.

-¿Eso es malo?

Niega- ¿Cómo podría serlo si te ves más hermosa así?

Deja un beso en mis labios y me suelta para ir a cambiarse. Ni siquiera va detrás del vestidor, si no que se despoja de su traje y lo cambia por su camisa blanca, luego sus pantalones por otros los cuales usa al dormir.

-¿Qué pensaste de la junta de hoy?

-No sé que debería de pensar- digo sentándome en la cama esperando por él- No es como que tenga opción.

Se gira para verme y comienza a acercarse. Apoya una de sus rodillas en la cama y con pulgar acaricia mi barbilla.

-Siempre hay opción.

-Este es mi hogar Vincent, entiendo que pidan irnos a España, pero ahora siento que Francia me necesita más, tu país está bien por ahora- digo mirándolo a los ojos- Me gustaría que consideraras quedarte un tiempo, al menos hasta que podamos estabilizar a mi país y si un día el tuyo nos necesita nos iremos sin dudarlo.

Las comisuras de sus labios se alzan y sus ojos se entrecierran-Pensando como un monarca, me enorgulleces. Tú ganas, nos quedamos hasta solucionarlo.

-¡¿En serio?!- pregunto con emoción.

No creí que llegaría a convencerlo. Si lo convencí a él, significa que él convencerá al consejo. Siempre hacen lo que él dice, no ponen en duda su palabra.

-Si- dice Vincent subiendo a la cama para recostarse- Tienes razón, debemos estar aquí. Francia te necesita, y yo voy a ayudarte.

Una sonrisa se forma de a poco en mi rostro. Sin pensarlo me abalanzo sobre él para besarlo.

Nunca había hecho eso. Si bien era habitual ser cariñosos por las noches, nunca había parecido tan emocionada con demostrarle afecto.

La mano de Vincent va a mi nuca enredando sus dedos en mi cabello. Su mano libre atrapa mi cintura comenzando a subir por mi espalda para así acariciarla. Sus labios jugueteando con los míos, una leve mordida que me deja deseando más, y sus labios en mi mandibula...

Creo que estoy lista.

Mis manos acarician sus brazos de arriba a abajo y al llegar de nuevo a su cuello sin pensarlo se cuelan debajo de su camisa acariciando parte de su espalda.

-No hagas eso- dice Vincent.

-¿Qué cosa?- murmuro pegando mis caderas más a su cuerpo.

Es extraño, el beso me hace querer cada vez más. No hay espacio entre ambos, pero parece que sigo demasiado alejada de él.

-Sigues haciéndolo- ríe.

Separa sus labios de mi boca y comienzan a bajar por mi mandíbula hasta llegar al lóbulo de mi oreja.

-Te veías preciosa hoy, por si no te lo dije antes- murmura en mi oreja dejando leves caricias con su nariz a lo largo de mi cuello- No tienes idea de lo hermosa que te ves cada mañana tan tranquila a mi lado.

Algo allá abajo se siente extraño. Una sensación extraña, aunque es algo que viene desde dentro y se intensifica cuando Vincent se acerca más a la parte baja de mi cuello.

-No hay punto de comparar- murmuro- Me casé con el hombre que toda mujer española sueña con conocer.

Ríe suavemente y regresa a estar frente a mi rostro.

-Y yo me casé con la fantasia de todo hombre Francés- se acerca y deja un corto beso en mis labios- Elissa, sabes que también fuiste y eres la mía- eso me hizo sentir aún más necesidad de apegarme a él- Detenme antes de que no pueda hacerlo por mi mismo.

Otro beso el cual se profundiza de inmediato. El roce de labios, él mordisqueando los míos y moviendo su pulgar en mi cadera cerca del borde de mi ropa interior.

La presión solo se hace más y más fuerte.

-¿Por qué lo haría?-pregunto al momento de tomar su mano de mi cadera y bajarla un poco más- No quiero que lo hagas.

-Debería ir a buscar con que cubrirlo.

Intenta incorporarse y a pesar de estar encima de él, logra levantarme con facilidad.

Tomo sus hombros evitando que se levante y lo miro a los ojos.

Niego con mi cabeza- No lo hagas, ya va siendo hora de buscar un heredero.

-¿Quieres un bebé?- pregunta.

Esa es una pregunta difícil.

Arque mis cejas-¿Tú no?

Vincent asiente con una enorme sonrisa, toma mi rostro y junta sus labios con los míos de nuevo. Comienza a acercarse más y más a tal punto que tengo que irme recostando dejándolo esta vez a él encima de mi.

Se separa un poco para mirarme lo cual me hace sentir algo cohibida a pesar de aún llevar puesto mi camisón. Este igual levantado a la altura de mi cintura. Pero jamás había estado tan expuesta ante alguien por que así lo quisiera. No me siento humillada, pero su mirada si me hace sentirme algo incomoda, aunque al mismo tiempo deseada.

-No me cansaré de recordarte que eres mi esposa- se acerca y deja un beso en mis labio-y mi reina.

Y así es como decido relajarme una vez que Vincent va dejándome levantar su camisa.


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Nota de la autora:
¿Empezamos con los toques de romanticismo?
¿Qué han pensado hasta ahora?

Les mando un beso virtual porque hay Covid
Xoxo❤️

Perfecta creaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora