México, 1912
-Bien, ya te dejé pensar, pero quiero que ahora me respondas. Empecemos con lo básico.
El doctor siguió hablando todo este tiempo, pero mis recuerdos son muy claros que en verdad me traen de vuelta las emociones que estaban presentes en el momento. Ni siquiera sé lo que estuvo diciéndome mientras pensaba en todo lo que pasó hace literalmente siglos.
La imagen Keith lleno de golpes al salir del calabozo me causa una extraña sensación de nauseas, como si pudiera percibir su dolor. Recordar a Thelma y Mirari abrazándome me hace sentir vacía, hace cientos de años que ellas dejaron este mundo, en cambio yo sigo aquí. Y no sé que pasó con ninguna de las personas que amaba, ni siquiera que le sucedió a mi esposo para que volviera a aparecer frente a mi como uno de los pacientes de este hospital.
¿Será que todos las personas que alguna vez conocí volvieron? ¿Si es así todos estarán en mi vida de nuevo?
-¿Cómo te llamas?- pregunta el doctor
-Elissa- respondo de inmediato.
No, no, ¿por qué dije eso? ¿Qué hice?
Antes de poder corregirme la descarga recorre todo mi cuerpo, esta vez es tan fuerte que siento como mis sentidos se pierden por un segundo haciéndome ver negro.
Francia, 1477
Vincent ha salido a montar con el marqués Chandler desde temprano, lo cual me tomé un tiempo para visitar a mi hermano.
Al entrar a la habitación de Keith lo primero que veo es a una doncella, piel bronceada, su cabello es muy largo, castaño claro como el mío, pero este cae en pequeñas ondulaciones, no como el mío que es casi rizado, sus ojos son grandes y negros, sus pestañas rizadas, nariz aguileña, cejas pobladas y de una estatura muy baja.
-Disculpa, estaba buscando a Keith-digo intentando regresar por donde vine.
-¡Oh, no!-niega y se acerca para detenerme por el brazo-Keith vendrá en un momento, dijo que iría a pedir un abrigo para mi.
Ahí es cuando lo noto, su vestido está empapado.
-Toma el mío, debes estar...
Antes de que pueda quitármelo, Keith aparece abriendo la puerta.
-¡Elissa! ¿Qué haces aquí?
-¿Elissa?- pregunta la doncella.
-Te he hablado antes de mi hermana- dice Keith sonriéndole.
-¡Por supuesto!- se ve preocupada- Pero tu hermana es la reina- me mira y abre los ojos como si no pudiera creerlo- ¡Majestad! Lo siento, no la conocí.
Keith se acerca y pone sobre sus hombros el abrigo.
-Amanda es de quien te hablé- dice Keith tomándola por los hombros y ofreciéndome una sonrisa.
Es mucho más hermosa de lo que imaginé.
-Me alegra conocerte- le ofrezco una sonrisa-si haces feliz a mi hermano, también a mi. Espero que sepas que puedes pedirme lo que quieras en caso de que lo necesites.
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Perfecta creación
Ficción histórica¿Eres fiel a tus ideales o a tu rey? ¿Qué soportarías para proteger a los que amas o incluso a ti misma? ¿Hasta donde llegarás antes de romperte en mil pedazos? Sara, una mujer que vive en 1912 se encuentra encerrada en un manicomio relatando su vi...